Quantcast
Channel: || Itzcuintli || Perro Mesoamericano
Viewing all 70 articles
Browse latest View live

FRIDA Y LOS XOLOITZCUINTLES: PINTURA Y FOTOGRAFÍA.

$
0
0

Por: Raymundo Flores Melo.

De los primeros personajes del ámbito cultural mexicano que tuvieron xoloitzcuintles, destacan, sin duda alguna, Diego Rivera y Frida Kahlo. Existe una gran variedad de fotografías donde la pintora y el muralista aparecen acompañados de uno o dos de estos canes. Los autores son varios, sin embargo, la que sobresale, por el número de las mismas, es Lola Álvarez Bravo. Las fotos que con su talentosa lente tomó a Frida Kahlo se han convertido en verdaderos íconos.

En relación a las obras pictóricas de la artista donde plasmó perros xoloitzcuintles, podemos mencionar: Escuintle y yo (1938),  Autorretrato con changuito (1945),  El Abrazo de Amor de el Universo, la Tierra (México), Yo, Diego y el Señor Xólotl (1949), Naturaleza Muerta (1951), Danza al Sol (imagen contenida en su diario Alas Rotas), además de una obra sin fecha titulada Xibalba-Alado-Xólotl-7 ríos (Soñado por Frida Kahlo). El número de las pinturas será siempre inferior si lo comparamos con el de las fotos que en diferentes medios se han publicado.

Entre las imágenes, tratando de respetar el orden cronológico, están:

Una foto anónima de Diego Rivera y Frida Kahlo (s/f. Col. Martha Zamora)[1] donde aparecen los dos pintores sentados en una escalera, acompañados por perros xoloitzcuintles, uno pelón y otro peludo[2].

Frida Kahlo y  William Spratling en la Casa Azul(anónima)[3], contemporánea de otra donde también aparece William Spratling, Frida Kahlo y un xolo[4], sin duda, tomadas el mismo día y en el mismo lugar. Se presume que el norteamericano fue el que regaló algunos de sus xoloitzcuintles a la pareja de artistas[5].  De igual manera, una foto que tomó la propia Frida a La Chaparra[6]y que sirvió a manera de postal. Todas ellas tomadas en agosto de 1930.

Casi dos años después, el 30 junio de 1932, es fotografiada la madre de la pintora, Matilde Calderón dándole de comer a los perros de la Casa Azul[7]. Foto que refleja parte de la cotidianidad  en la casa localizada en Coyoacán, Distrito Federal. En ella vemos alrededor de la señora Matilde cuatro perros pelones y uno con pelo, todos con las orejas gachas excepto uno.

En la década de los cuarenta están dos series de fotos tomadas por Lola Álvarez Bravo:

La primera consta de cuatro fotografías que son atribuidas a la fotógrafa, en dos de ellas  Frida, sentada en el piso,  es acompañada por un xoloitzcuintle. Llevan el título genérico de Frida Kahlo en el patio de la Casa Azul de Coyoacán[8], tienen un probable fechamiento entre 1942-45 y pertenecen al archivo de Isolda P. Kahlo.

En la segunda serie, Frida esta ataviada con un vestido negro que tiene una especie de pechera blanca. Son cinco imágenes que han sido catalogadas con diferentes fechas pero que al parecer fueron tomadas el año de 1944. Las cuales son las siguientes:

Frida con su perro sin pelo(1940-1949) en la que la pintora posa con actitud altiva, Frida mirándose en un espejo en el patio de la Casa Azul[9](1942), Frida Kahlo y sus perros Itzcuintli (1944) que es similar a la anterior pero tomada desde otro ángulo, Frida con uno de sus perros xoloescuintle[10](1944) y el  Retrato de Frida Kahlo con sus perros[11](s/f. Col. Galería Juan Martín) donde aparece con tres perros, de los cuales dos son xoloitzcuintles.

También de 1944 es Frida Kahlo manteniendo a su perro de Sylvia Salmi. Que es la foto donde Frida esta sentada teniendo en su regazo a un xoloitzcuintle y  mira  hacia una ventana abierta.

Así mismo de 1951 tenemos tres bellas fotos tomadas por  Gisèle Freund en el jardín de la Casa Azul de Coyoacán que son: Frida en el jardín de la Casa Azul[12], Frida Kahlo y un xoloitzcuintle[13]y Frida Kahlo con sus patos y perros[14].

O la muy conocida Frida Kahlo[15](1952) de Héctor García, donde la pintora aparece en la cama, abrazando un xoloitzcuintle.

Una de las últimas fotos de la pintora es aquella donde se ve a Frida ya muy decaída, acostada en una cama, a cuyos pies se encuentra un xoloitzcuintle a la que se ha denominado Frida Kahlo en la cama con su perro azteca - sin pelo - favorito, el Señor Xólotl[16]. Foto en la que, en la cabecera de la cama, aparece otra imagen. En ella encontramos a Diego Rivera sosteniendo en sus manos a un joven cachorro ante la mirada amorosa de Frida con un tocado de flores.

También de 1952 es la fotografía de Frida Kahlo con los sirvientes de su casa que fue publicada en la revista Animales de Compañía[17], en ella la pintora aparece con un grupo de personas que, más que sirvientes, parecen vendedores que aceptaron posar con ella.

Existen una foto más de la que no se ha podido determinar fecha: Juan O´Gorman acompañado de Frida Kahlo y un perro xoloitzcuintle. Ella sentada en el piso y él de cuclillas, acarician y tocan al pequeños perro.

Pueden existir más fotografías de la pintora con perros xoloitzuintles, pero está es sólo una primera mirada a su iconografía.

Julio de 2012.

[1] Esta foto se encuentra en El Xoloitzcuintle en la historia de México. México, Museo Dolores Olmedo Patiño, 1997, p. 110
[2]VALADEZ AZÚA, Raúl y Gabriel Mestre Arrioja. Historia del xoloitzcuintle en México. México, UNAM-IIA-MDOP-Cámara de Diputados, 1999, p. 27 (pie de foto).
[3]La primera foto mencionada se puede ver en ORTIZ MONASTERIO, Pablo (edit). Frida Kahlo. Sus fotos. México, RM, 2010, p. 141.
[4]La segunda fotografía  pertenece al archivo del Museo Frida Kahlo, mejor conocido como La Casa Azul.
[5] VALADEZ AZÚA, Raúl y Gabriel Mestre Arrioja. Xoloitzcuintle del Enigma al siglo XXI. México, UNAM-IIA/FXCC/ARTENACIÓN, 2008, p. 68
[6]ORTIZ MONASTERIO, Pablo (edit). Frida Kahlo. Sus fotos. México, RM, 2010, p. 387
[7] Ibíd. p. 152
[8] LOZANO, Luis-Marín. Frida Kahlo. El círculo de los afectos. Fotos y documentos inéditos. Colombia, Cangrejo Editores, 2007, p. 184
[9]HOOKS, Margaret (Introd.). Frida Kahlo. La Gran Ocultadora. España, Turner, 2006, Fotografía 41
[10]ORTIZ MONASTERIO, Pablo (edit). Op cit. P. 170
[11]El Xoloitzcuintle en la historia de México. México, Museo Dolores Olmedo Patiño, 1997, p. 113
[12]HOOKS, Margaret. Op cit., Fotografía 55
[14]GRIMBERG, Salomon. Frida Kahlo. Song of Herself. Italia, Merrell, 2008, p. 96
[15]El Xoloitzcuintle en la historia de México. Op cit. p. 112
[16] GRIMBERG, Salomon. Frida Kahlo. China, JGPress, 2006, p. 37
[17]Animales de Compañía, No. 41, Junio de 2005, p. 24

LA CREACIÓN DEL PERRO EN LA CULTURA NÁHUATL.

$
0
0


Por: Raymundo Flores Melo.


Los restos arqueozoológicos encontrados en diferentes excavaciones, indican que el perro atravesó con el hombre el estrecho de Bering, que lo siguió en su caminar por lo que ahora son Alaska, Canadá, Estados Unidos de Norteamérica, México, centro y Sudamérica, hasta la Patagonia[1]. Durante esta larga travesía y convivencia fue utilizado en rituales, como alimento[2]y en tumbas como acompañante al inframundo. 

Se calcula que hace aproximadamente 7,000 años el perro ya había abarcado el territorio de lo que en la actualidad es México[3]. Esta prolongada asociación inspiró varios relatos que tratan de explicar su presencia las culturas mesoamericanas. Uno de ellos, de origen nahua, es el que habla de como los cánidos fueron hechos por los dioses:

Dice la “Leyenda de los soles”, contenida en el Códice Chimalpopoca[4]- manuscrito realizado entre 1558 y 1561 -   que los perros fueron creados como castigo a una desobediencia a las deidades. Resulta que después de finalizado el sol de agua (Nahui Atl), cuando los hombres se convirtieron en peces, los dioses protegieron a una pareja de humanos, llamados Tata y Nene.

Les habló Titlacahuan a Tata y a su mujer Nene; les dijo: ‘Ya no os preocupéis [de nada]. Ahuecad un ahuehuete grande: allí entraréis cuando en [la veintena de huei]tozoztli se hunda el cielo’. Allá entraron; y al taparlos, les dijo [Titlacahuan]: ‘Una sola mazorca comerás, y una sola [comerá] también tu mujer’. Y cuando se la acabaron encallaron, encallaron en la arena; se sentía que ya estaba seca el agua, [porque] ya no se movía el tronco, y entonces [éste] se abrió. Luego vieron unos peces, y encendieron fuego; [allí] asaron los peces. Vinieron a ver los dioses Citlalinicue y Citlallatónac, y dijeron: ‘Dioses, ¿quién está haciendo fuego?, ¿quién está ahumando el cielo?’.

Después bajó Titlacahuan Tezcatlipoca, y los riñó diciendo: ‘Qué haces Tata?, ¿qué estáis haciendo?’ Luego les cortó el cuello, y les puso las cabezas en las nalgas; así se convirtieron en perros[5].

En la temporada de lluvia – como se los indicaron los dioses - la pareja entró en su embarcación. Navegó en el tronco ahuecado de un ahuehuete, teniendo, cada uno, como único alimento una mazorca de maíz. Al terminar la inundación, cuando su transporte no se movía, decidieron bajar y comer algunos peces asados violando la determinación los dioses.  El humo que manchó al cielo fue el responsable de enterar a las deidades. Entonces Tezcatlipoca, otro de los dioses creadores y contraparte de Quetzalcóatl, los castiga volviéndolos perros. Se dice que debido a esto “a los perros les apesta el hocico, no así el ano”[6].

Después de este episodio mítico vendría la definitiva creación del hombre, cuando Quetzalcóatl baja al inframundo por los huesos de los gigantes que dan lugar a un ser humano nuevo al que habrá que alimentar con maíz. 

Septiembre de 2012.


[1]VALADEZ, Raúl. et al. El perro pelón, su origen, su historia. México, UNAM-IIA/UADY, 2010, pp. 17-20
[2] VALADEZ AZÚA, Raúl. La domesticación animal. México, UNAM-IIA-PyV, 1996, p. 85
[3]VALADEZ, Raúl. et al. El perro pelón… Op cit., p. 20
[4]Primo Feliciano Velázquez - su traductor -  considera como autores a dos discípulos de fray Bernardino de Sahagún. ESTEVE BARBA, Francisco, Historiografía Indiana. España, Gredos, 1992, pp. 267-268
[5]TENA MARTÍNEZ, Rafael (edit.) Mitos es historias de los antiguos nahuas. Paleografía y traducciones. México, CONACULTA, 2011, p. 177
[6] VALADEZ AZÚA, Raúl. La domesticación… Op cit., p. 89

EL PERRO Y EL MAÍZ.

$
0
0


Por: Raymundo Flores Melo.

El perro, eterno acompañante del hombre, en este y en el otro mundo, ha seguido por decenios al campesino mexicano a las tierras de labor para ayudarle como guardián de sus cultivos y ganados. Su relación con el maíz va mucho más allá del solo hecho de cuidarlo ante hurtos y evitar el posible perjuicio causado por otros animales.

Después de la creación del hombre, en la era del Quinto Sol, Quetzalcóatl, uno de sus dioses creadores y protector, estaba preocupado, junto con otras deidades, del mantenimiento del nuevo ser. Buscando con que proveerlos encontró en su caminar a una hormiga roja cargada de un grano de maíz, le preguntó de donde lo había sacado. La hormiga, al principio, no quiso decirle el lugar pero después, ante la insistencia divina, al fin se lo dice. Entonces Quetzalcóatl se transforma en una hormiga negra para ir con la otra al lugar de los mantenimientos y sacar el maíz.

Logra hacerse del preciado grano y llevarlo a Tamoanchan, entonces el maíz es masticado por los dioses y puesto en la boca del hombre.[1]El dios encargado de darle de comer al género humano es  Xólotl, según lo menciona la Histoire de Mechique, crónica cuya autoría - de la versión original en español - es atribuida a Fray Andrés de Olmos, quien probablemente la compuso en año de 1546:

Luego que fueron hechos (el hombre y la mujer), los alimentó un dios llamado Xólotl, que quiere decir ‘Gallos de Indias’, el cuál los alimentó con tortilla mojada y no con leche”.[2]

Importante es mencionar que fray Gerónimo de Mendieta – religioso franciscano igual que el anterior - también arroga a Xólotl la alimentación del nuevo ser pero dice que lo sustenta con leche de cardo.[3]

Es posible que el perro de barro, encontrado en Colima, en el área cultural que se ha denominado Occidente de México, que tiene una mazorca en el hocico, de forma alegórica, haga referencia a este suceso mítico: Xólotl, el dios perro, gemelo de Quetzalcóatl, le da de comer y/o proporciona maíz al hombre.

Pero la relación maíz-perro se vuelve más compleja. El perro también es un animal sacrificial para pedimento de lluvias como lo deja ver, para el centro de México, la crónica escrita por Diego Muñoz Camargo, llamada Historia de Tlaxcala[4]. Así mismo, el cánido es usado en diversas fiestas prehispánicas como las que marcan el inicio del año maya que fray Diego de Landa menciona en su relación.[5]Con estos ejemplos, su vinculación con la agricultura y la lluvia queda manifiesta.

Investigaciones actuales  han buscado relacionar el ciclo reproductivo del perro y el ciclo agrícola del maíz con los siguientes resultados para el centro y parte del sureste de México: la existencia de camadas en dos diferentes periodos anuales bien definidos, esto es, la presencia de “Camadas de perros, cuando la siembra concluye, camadas de perros, cuando la cosecha termina[6]. Coincidencia que, a decir de los autores, permitía la posesión del bien, en este caso los cachorros, para usarlos en las diferentes celebraciones como comida o como parte del ritual, ya fuera este de inicio de año o como pedimento de lluvia ante sequías.

Al maíz lo encontramos íntimamente ligado a la cotidianidad del hombre mesoamericano, pues, además de ser su base alimentaria, en el terreno simbólico esta relacionado con la muerte y el renacimiento. Era un elemento que, al igual que el perro, representaba fertilidad y prosperidad. 

El historiador Enrique Florescano ha identificado al dios del maíz como una de las representaciones más antiguas de lo que sería Quetzalcóatl[7], héroe cultural y benefactor del hombre en Mesoamérica, si a eso conjuntamos que Xólotl, el dios perro era una advocación de la Serpiente emplumada en su paso al inframundo y que al perro mesoamericano se le daba un papel relevante en el tránsito del muerto rumbo al Mictlán, nos encontramos con que el maíz, el perro-Xólotl y Quetzalcóatl parecen tener una asociación importante en el terreno simbólico del pensamiento de los antiguos mexicanos.

Octubre de 2012.


[1] TENA MARTÍNEZ, Rafael (edit.) Mitos es historias de los antiguos nahuas. Paleografía y traducciones. México, CONACULTA, 2011, p. 181
[2]Ibíd. p. 149
[3]MENDIETA, Gerónimo de. Historia Eclesiástica Indiana. México, CONACULTA, 1997, p. 182
[6]VALADEZ, Raúl y Alicia Blanco. Perros, maíz, el México prehispánicoen AMMVEPE, Vol. 16, No. 2, Marzo-Abril, 2005, p. 67
[7]FLORESCANO, Enrique. Quetzalcóatl y los mitos fundadores de Mesoamérica. México, Taurus, 2012, p. 23

XOLOITZCUINTLE: LA CUESTIÓN DEL NOMBRE.

$
0
0
Por: Marco Antonio Hernández Escampa Abarca.

La mayoría de las descripciones coloniales proporcionan datos en náhuatl. En total se conocen trece nombres para “perro” en dicha lengua: itzcuintli, chichi, xochiocoiotl, xochcóyotl, tetlamin, tetlami, tehui, tehuízotl, tlalchichi, techichi, xoloitzcuintli, tepeitzcuintli e itzcuintepozotli (Valadez, 1994:3). Desde luego, también se conocen los términos genéricos para “perro” en distintas lenguas. Cabe mencionar que el término tepeitzcuintle “perro de cerro” se refiere a un roedor (Cuniculus paca) y que también las nutrias en ocasiones se conciben como perros acuáticos. Al parecer, itzcuintli se asocia con el significado “filoso”  (Seler, 2008) y agrupa a animales de mordida cortante. Por lo tanto, itzcuintli no significa “perro” de manera directa o literal, sino que sucede que el perro es el animal con mordida filosa más conocido.

Así se conoce la denominación  itzcuintli para el perro común y xoloitzcuintli para los perros sin pelo. No obstante, también se sabe de otros nombres, por ejemplo pèco-xolo, usado entre los zapotecas (Beyer, 1908). Este nombre zapoteco se crea añadiendo la partícula xolo de origen náhuatl al término general pèco “perro”. Tanto xoloitzcuintli como pèco-xolo significan “perro monstruoso”. También se conocen los nombres mayas bil, ah-bil  para los perros pelones e ix-bil, específicamente para las hembras (Valadez y Mestre, 1999: 77). 

Otros significados de  la partícula xolo son “arruga”, “siervo”, “raro”  y se ha propuesto la traducción como “perro raro” asumiendo que la desnudez implicaría el concepto de rareza para los pueblos mesoamericanos (Valadez y Mestre 1999: 77). Xólotl es también el nombre de un dios. Hablantes nahuatlatos del sur de Veracruz entienden la partícula “xolo” como algo “larvario” o “incompleto” (García de León, comunicación personal). Mientras que xoloitzcuintle es entendido como un “perro que corre” por los habitantes nahuatlatos de Chilpancingo, Guerrero. Un informante que proporcionó esta acepción en 2011 mencionó:

“Cuando yo era niño e iba al zoológico de Chilpancingo, veía a los xoloitzcuintles y me los imaginaba corriendo en un llano, y es que para nosotros eso significa xoloitzcuintli, el perro que corre. Cuando alguien te manda por algo y quiere que te apures te dice:  ¡Xi xolo!...el perro que corre, no es que corre porque es miedoso, es por su gran condicion fisica para andar en el campo; asi lo considero yo”

De acuerdo al mismo informante la partícula xolo equivale a correr, ni xolo (yo corro), ti xolo (corres) y la partícula xi corresponde al imperativo. También se mencionó el nombre de Xólotl enfatizando sus correrías al realizar sus transformaciones en los mitos.

La aceptación del nombre moderno de la raza como “XOLOITZCUINTLE” se explica de dos formas. En primer lugar,  el término “xoloitzcuintli” fue el nombre que conocieron los pioneros de la raza y los primeros criadores, pero también su prevalencia implica un deseo por relacionar a la raza tanto con el dios Xólotl como con los Mexicas mismos, entendidos como el poder central del pasado. De todos los posibles nombres antiguos para escoger se eligió aquel que satisfacía mejor los ideales exotistas y nacionalistas del momento.

Desde una perspectiva lingüística literal, en el náhuatl coloquial, el  término xoloitzcuintli engloba únicamente a la forma desnuda y el término itzcuintli se referiría a una forma canina  con pelaje. Sin embargo, esta clasificación  por aspecto externo no implica la separación de los individuos en dos razas. Además, emplear tal terminología a lo único que conduce es a la discriminación  de la forma con pelo al ser concebida como una entidad separada. En vez de ello, se sabe que  biológicamente, ambas formas están íntimamente relacionadas y son indisolubles. En este sentido, resulta aceptable seguir denominando a la raza moderna como XOLOITZCUINTLE, entendido como un NEOLOGISMO castellanizado que designa a una raza canina actual, que agrupa dos formas y por ende, existen xoloitzcuintles con pelo y sin pelo, por más que el xoloitzcuintli como categoría nativa sólo sea pelón.

En el presente, la lengua náhuatl se habla en una vasta región que comprende localidades ubicadas desde Durango hasta El Salvador. El concepto de cultura nahua se fundamenta en este patrimonio lingüístico común y cristalizado a partir de la fundación de instituciones sociales, religiosas políticas y económicas (León-Portilla, 2011).  La aparición original de los perros pelones no necesariamente se ligó a un pueblo nahua. Diversos grupos se apropiaron de este animal y lo incorporaron a su cultura. Sin embargo, hacia el siglo XVI queda claro que este animal se había insertado principalmente a la cosmovisión, no solo mexica, sino nahua en general.  

En este sentido, resulta importante resaltar que diversas cuestiones en torno al xoloitzcuintle probablemente hallen mejor respuesta entre los pueblos nahuas no centrales, por ejemplo los nahuas de Guerrero, que comparten la Cuenca del Balsas con este animal desde tiempos remotos o los pueblos nahuas de El Salvador quienes en la sierra de Apaneca también lo  han conservado hasta recientemente (Villacorta: 2008).

El xoloitzcuintle recibe diversos nombres en los contextos contemporáneos. En primer lugar, es frecuente utilizar únicamente la partícula “xolo”. En otras lenguas se utilizan comúnmente  términos equivalentes a “perro sin pelo mexicano”: “mexican hairless (dog)”, inglés; “mexikansk nakenhund”, sueco; Мексиканская голая собака (meksikanskaya galaia sabaka), ruso; meksikonkarvatonkoira, finlandés. Resalta tanto el énfasis en la desnudez como la resistencia a utilizar un término en náhuatl, posiblemente por dificultades en su pronunciación, lo cual es comprensible a nivel coloquial pero no a nivel de las entidades canófilas, que deberían respetar el nombre original de la raza. Al interior de las entidades canófilas ha aparecido una variante con “Q”: “Xoloitzquintle”, lo cual representa un error.

Referencias:
Beyer, Herman. 
1908. “The Symbolic Meaning of the Dog in Ancient Mexico”, American Anthropologist, Volume 10, Issue 3, 419 – 422. 

León Portilla, Miguel. 
2011. “Náhuatl: lengua y cultura con raíces milenarias”, Arqueología Mexicana, Vol XIX, Num 109,  22 – 31.

Seler, Edward. 
2008. Las imágenes de animales en los manuscritos mexicanos y mayas. Casa Juan Pablos. México, D.F.

Valadez, R. 
1994. “¿Cuántas razas de perros existieron en el México prehispánico?”, Vet. Mex., 25, 1, 1 – 11.

Valadez, Raúl y Mestre, Gabriel. 
1999. Historia del Xoloitzcuintle en México. Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, Museo Dolores Olmedo Patiño y Cámara de Diputados. México, D.F.

Villacorta, Orus. 
2008. “Xoloitzcuintle, el mejor amigo de los aztecas”, Revista dominical, 16 de mayo, laprensagráfica.com, versión  electrónica:
http://archive.laprensa.com.sv/20080518/dominical/1059230.asp

DÉCALOGO DEL BUEN XOLERO.

$
0
0

  1. APRECIARAS Y PRESERVARAS AL XOLOITZCUINTLE COMO RAZA NACIONAL.
  2. NO MENOSPRECIARÁS AL XOLOITZCUINTLE CON PELO. HACERLO ES ABERRACIÓN.
  3. LOS XOLOITZCUINTLES SE ORIGINARON EN LA CUENCA DEL BALSAS, NO EN TIJUANA.
  4. LOS PERROS MESOAMERICANO ERAN LOS QUE AYUDABAN A PASAR EL RÍO A LOS MUERTOS, EL XOLO SÓLO ERA UNO MÁS DE ESTOS CÁNIDOS. DECIR LO CONTRARIO ES IGNORANCIA O SOBERBIA.
  5. EL TAMAÑO DE LOS XOLOITZCUINTLES PREHISPÁNICOS VARIABA ENTRE SER UN POCO MÁS PEQUEÑO Y UN POCO MÁS GRANDE QUE UN XOLO INTERMEDIO ACTUAL.
  6. LAS CAMADAS DE LOS XOLOITZCUINTLES SON MIXTAS, ES DECIR, NACEN INDIVIDUOS CON PELO Y SIN PELO EN CADA UNA DE ELLAS.
  7. LA RAZA XOLOITZCUINTLE ES UNA RAZA DUAL POR ESO SU IMPORTANCIA SIMBÓLICA PARA LAS CULTURAS MESOAMERICANAS.
  8. LOS PERROS XOLOITZCUINTLES SON MÁS IMPORTANTES QUE UN EQUIPO DE FÚTBOL.
  9. LOS XOLOITZCUINTLES NO SON UNA MARCA COMERCIAL NI DEBEN DE SERLO.
  10. LOS XOLOITZCUINTLES SON DE TODOS LOS MEXICANOS, NO SOLO DE UNA PERSONA O  GRUPO.

Raymundo Flores Melo.

SOBRE ETNOZOOLOGÍA URBANA: LOS COLORES DEL XOLOITZCUINTLE.

$
0
0

INTRODUCCIÓN

 Por: Marco Antonio Hernández Abarca-Escampa
 
El periodo post-revolucionario en México se caracterizó en lo político por un discurso nacionalista que pretendió unificar una nación multicultural, a la vez que legitimó a las nuevas estructuras de poder. Durante este  proceso, los hechos y personajes históricos frecuentemente fueron re-significados en el imaginario colectivo, alejándose de la fidelidad histórica.Tales fenómenos propiciaron el surgimiento de una gran diversidad de íconos culturales que enfatizaron el naciente ideal de lo nacional mexicano, creándose así una cosmovisión e incluso una mitología contemporáneas. 

     Nuevas ideologías europeas se arraigaron en México, especialmente el marxismo y su inherente postura anti-imperialista. De esta manera, tanto el indigenismo como el socialismo marcaron el contexto político y cultural de México durante el siglo XX.Fue desde esta perspectiva que surgió tan vasta constelación de signos, íconos y símbolos nuevos o reelaborados. Uno de los más singulares símbolos nacionalistas del siglo XX fue construido a partir de una realidad biológica y de la información etnohistórica contenida en documentos coloniales. Esta es la figura del perro pelón mexicano conocido como xoloitzcuintle, de origen mesoamericano.

      El estudio del xoloitzcuintle en términos de su construcción social como un ícono nacionalista, implica la aproximación al tema desde una perspectiva etnobiológica.  La etnobiología es una rama de la antropología cognitiva que en conjunción con la biología, tiene como finalidad la comprensión de las relaciones entre las sociedades y la biota[1]o segmentos discretos de la misma. Una vasta proporción de estudios etnobiológicos han centrado su atención en sociedades “tradicionales” o “no occidentales” tratando de comprender los conocimientos  biológicos, la cosmovisión y  el manejo de los recursos naturales por parte de dichas culturas. 

     Sin embargo, la relación entre sociedades urbanas complejas como la sociedad mexicana a partir del siglo XX y segmentos específicos de la biota pueden ser abordados con las mismas finalidades. Tal enfoque resulta novedoso al contrastarlo con la perspectiva teórica de la etnobiología latinoamericana y su postura política, mismas que ofrecen un panorama donde las prácticas y los discursos sobre los recursos naturales se encuentran escindidos entre la sociedad urbana y las sociedades indígenas o campesinas, éstas últimas sujetas a la primera en una relación asimétrica de poder. Como consecuencia, el objeto de estudio suele ser la sociedad tradicional y rara vez la urbana. 

     Los saberes o discursos asignados a cada uno de estos actores sociales por los investigadores latinoamericanos frecuentemente resultan calificados como “científicos” para el caso de la sociedad urbana y “tradicionales” o “ancestrales”  para el resto de las culturas. Por lo tanto surge la propuesta de concebir una etnobiología en México que sin pretender crear nuevas subdivisiones disciplinarias podría calificarse como urbana atendiendo al medio en que se desarrolla. Lo anterior implica una adaptación conceptual y metodológica al nuevo medio social y sobre todo, los hallazgos podrían aportar a cerrar el círculo de diálogos o comprensión mutua entre las sociedades involucradas. 

     La figura del xoloitzcuintle, o simplemente “xolo” se ha incorporado en el imaginario colectivo de amplios sectores de la población urbana mexicana, además de existir o haber existido en otro tipo de sociedades. Tal imagen también puebla espacios en obras de arte de diversos autores e incluso halló su lugar en los libros de educación oficial. Múltiples científicos han abordado el tema para explicar su origen y su importancia histórica, generalmente ligándolo a versiones nacionalistas. Además, existe una actividad formal de crianza que al interior de dicho medio proyecta internacionalmente al xoloitzcuintle como representante de “lo mexicano”. Asociado a lo anterior, existe un conjunto de actividades de importancia económica en torno a este animal.  El xoloitzcuintle ahora se ubica incluso en el ciberespacio. Por todas estas razones, las representaciones sociales en torno al xoloitzcuintle resultan un tema relevante para la antropología. Justamente tal variabilidad en torno al concepto de xoloitzcuintle inspira la parte metafórica del título de esta investigación, ya que diacrónica y sincrónicamente cada cultura con su mirada le otorga un color o un matiz propio.

     La relación entre la sociedad y los segmentos discretos de la biota puede proponerse como una apropiación o proyección cultural. De esta manera, los usos y significados atribuidos a plantas y animales dependen directamente del sistema cultural que los incorpora al código significante y no únicamente de sus propiedades biológicas. Siendo que el propósito de este trabajo fue analizar la construcción del concepto moderno de xoloitzcuintle por parte de la sociedad urbana mexicana a partir del siglo XX, el papel de este animal en el pasado remoto y en los medios rurales actuales constituyen referentes comparativos por abordar y explorar, mas no son los campos de estudio centrales[2]

     Es así que el estudio de la figura del xoloitzcuintle se transforma en un caso concreto para abordar etnobiológicamente el contexto urbano.  Se plantea como hipótesis que a pesar de la existencia de evidencia científica contundente, las ideas nacionalistas del momento en México se alejaron del argumento de la ciencia y como consecuencia es impreciso adjudicar un sentido estrictamente científico al pensamiento y prácticas urbanas relacionadas con el xoloitzcuintle. Tal disociación favoreció un comportamiento muchas veces irracional, aunque culturalmente coherente dentro del sistema, en torno a este cánido. Un ejemplo de comportamiento social alejado de la objetividad es el innecesario biocidio de grandes cantidades de cachorros iniciado a partir de esa época y que aún prevalece en ciertos contextos. 

     La visión nacionalista radical que se tuvo durante el siglo XX sobre el xoloitzcuintle se ha ido disolviendo en la misma medida en que la globalización afecta a las sociedades contemporáneas. Muchas de las prácticas e ideas anteriores resultan inaceptables en el presente, en cambio otras podrían mantenerse. Es así que las percepciones y acciones en torno al xoloitzcuintle se encuentran en un momento de drástico cambio como respuesta cultural y son enriquecidas tanto por el argumento científico reciente como por las ideas postmodernas.

      Los principales trabajos realizados desde las ciencias sociales acerca del xoloitzcuintle, hasta el momento, se han enfocado mayoritariamente en crear relatos históricos entendidos como secuencias cronológicas de eventos o bien en aspectos arqueozoológicos[3]. Aún cuando la secuencia histórica puede ser el primer objetivo, la meta última de la antropología consiste en proponer explicaciones a los fenómenos sociales. De todas maneras, tales obras poseen la virtud de haber recopilado multitud de datos históricos y presentarlos de manera sistematizada, sin embargo, son limitadas en cuanto a la interpretación sociocultural y el análisis causal contemporáneos.  Las narrativas de  estas obras se mantienen dentro del discurso nacionalista original, lo cual en ocasiones empaña la claridad conceptual del argumento o bien reproduce mitos o conceptos no del todo objetivos. Aún así, se constituyen como referencias historiográficas constantes al abordar el tema de estudio. 

     Sin caer en la rigidez positivista, el argumento biológico sobre el xoloitzcuintle se utiliza como referente comparativo ante las representaciones colectivas urbanas. Por lo tanto, resulta necesario exponer ampliamente el argumento biológico, que desde la perspectiva de la antropología cognitiva no es sino otra forma de interpretación social de la biota en un momento y lugar dados. Es así que aunque no es frecuente pensar de esta manera, la propia exposición científica del tema representa una recopilación conceptual, prácticamente antropológica, acerca del pensamiento de un sector poblacional, es decir los propios científicos. Para complementar el estudio, además del análisis historiográfico, se realizaron diversas observaciones de campo durante las cuales se recopilaron breves notas etnográficas, otorgando especial énfasis a lo visual.

     En el primer capítulo se ofrece un marco de referencia conceptual que incluye un bosquejo histórico de la disciplina de la etnobiología como parte de la antropología cognitiva. En vez de comenzar el relato acerca del xoloitzcuintle a partir de eventos históricos, se realiza una deconstrucción a fondo del concepto “perro pelón mexicano”. Para lograr este objetivo, primero se establecen los conceptos actuales acerca de la genética  de los perros pelones o desnudos. A partir del argumento genético, se enfatiza  la existencia de cachorros nacidos con pelaje completo al interior de la población de xoloitzcuintles, los cuales en realidad representan la forma original y mayoritaria de esta población canina. A continuación, se mencionan aspectos históricos y zootécnicos acerca del concepto mismo de raza y sobre el surgimiento de la canofilia, todos estos temas, competentes a la etnobiología. Se cuestiona la pertinencia de definir al xoloitzcuintle como raza a partir de un rasgo simple de desnudez, siendo la respuesta negativa. Posteriormente se explora la distribución antigua de estos animales, resaltando su presencia en vastas zonas del Continente Americano.

     Una vez argumentado que la población canina que sirve de base para crear el concepto de xoloitzcuintle no corresponde a la definición tradicionalmente establecida, en el segundo capítulo se examina la fundación formal de la raza xoloitzcuintle durante el siglo XX. Se muestra que dos impulsos simultáneos coexisten y convergen en el proceso. Por un lado la influencia y acción de extranjeros post-románticos y exotistas y por el otro, el furor nacionalista postrevolucionario. También se analiza el discurso, emergiendo la idea de que al patrón del mismo corresponde a la fórmula de héroe cultural, motivo por el cual el xoloitzcuintle adquiere importancia iconográfica y adquiere su conocida popularidad, así sea negando la realidad biológica.  Al final se compara la cosmovisión antigua sobre el xoloitzcuintle con la postura científica, la cual sin proponérselo fortalece la dualidad esencial del xoloitzcuintle planteada por la primera, pero no tomada en cuenta por la perspectiva urbana del siglo XX.

     Desde la óptica urbana, los primeros xoloitzcuintles modernos se extrajeron de la Cuenca del Río Balsas con la finalidad de establecer programas de crianza. Los viajeros modernos han relatado sus experiencias en la zona, muchas veces mitificándola como una zona prístina pero inaccesible. En el  tercer capítulo se exponen datos acerca de las características naturales y sociales de esta región geográfica. Por tratarse del ecosistema original del xoloitzcuintle moderno, se realizaron exploraciones en el área, tratando de evaluar la condición actual del xoloitzcuintle y abarcando áreas de la cuenca no  visitadas por otros estudiosos del tema. Se exponen los datos obtenidos en forma de testimonios e imágenes. Adicionalmente se realizaron observaciones cualitativas acerca de la morfología de los perros de la zona bajo el supuesto que las presiones selectivas del medio determinan un fenotipo determinado.

     Debido a que parte del interés original por el xoloitzcuintle surge desde la canofilia, en el cuarto capítulo se comentan brevemente los conceptos básicos de la misma y el papel del xoloitzcuintle en esta actividad. De hecho, el discurso y prácticas canófilas constituyen un elemento central que impacta al imaginario urbano. Como se menciona desde el principio, los perros pelones ocuparon extensas regiones de América. Es así que, en el Perú se ha fundado una segunda raza canina moderna siguiendo un patrón argumentativo paralelo al del xoloitzcuintle. Datos obtenidos acerca de este fenómeno, recopilados durante un viaje a aquel país complementan la revisión documental realizada. También se incluyen algunas observaciones acerca de la la vida de los xoloitzcuintles en diversos países del mundo, recabadas durante distintas visitas, donde se halló que las motivaciones para  poseer un perro pelón divergen del nacionalismo mexicano y en cambio se basan en la búsqueda de lo exótico e incluso en motivos médicos. De la misma manera, se abordan aspectos relativos a la definición e integración del xoloitzcuintle con pelo a la definición de la raza.  Al final del capítulo se comentan algunas de las situaciones más recientes acerca de la raza xoloitzcuintle en México así como una evaluación de sus categorías de uso.

     Por último, se expone un capítulo de conclusiones en el cual se evalúa el alcance de las hipótesis planteadas y además se concretan premisas desarrolladas a lo largo del texto. La aproximación etnobiológica a los contextos urbanos se constituye como un complemento a la actividad sobre las sociedades tradicionales al completar el abanico de interpretaciones sobre un tema dado. En el caso concreto del xoloitzcuintle, se pudo mostrar la manera en que el imaginario se crea a partir de argumentos diversos y no necesariamente sobre una fundamentación científica. La aceptación del xoloitzcuintle dentro del discurso nacionalista se basa en la admiración causada por su historia bajo el patrón de héroe cultural.  El análisis conjunto de la evidencia reunida también sustenta nuevas propuestas acerca de la conceptualización en torno al xoloitzcuintle y su manejo zootécnico. A pesar de las incoherencias históricas, un replanteamiento conceptual permite la posibilidad de seguir concibiendo al xoloitzcuintle como una raza, ya no pelona, sino dual. El xoloitzcuintle solo puede concebirse de manera integral atendiendo dicha dualidad presente en la población de un perro tropical de tipo primitivo cuyo origen moderno fue la selva baja caducifolia del estado de Guerrero. La integración de la dualidad al discurso permite preservar íntegramente el legado biocultural heredado de las culturas mesoamericanas. 



[1] De acuerdo a la Real Academia Española, se entiende por biota el conjunto de la fauna y la flora de una región. Suele concebirse como un repertorio o listado de entidades taxonómicas.
[2]Para conocer a fondo datos sobre el xoloitzcuintle antiguo consúltese Valadez y Mestre (1999). En este trabajo se rescatan aquellos datos pertinentes al argumento, mas no es finalidad repetirlos todos.
[3]Si bien el tema se abordó previamente, la obra de Wright (1960) constituye una síntesis del pensamiento de su época sobre el xoloitzcuintle. Posteriormente comienza a aparecer la serie de artículos y libros de Valadez y coautores, principalmente a partir de los 1990´s y de corte arqueozoológico. Gran parte del resto de las fuentes se limitan a replantear datos a partir de estas obras.

ÍNDICE DE "SOBRE ETNOZOOLOGÍA URBANA: LOS COLORES DEL XOLOITZCUINTLE".

$
0
0

Por: Marco Antonio Hernández Abarca-Escampa

RESUMEN
Abstract


1.    INTRODUCCIÓN

2.    MARCO DE REFERENCIA CONCEPTUAL

2.1.Definición, desarrollo y alcances de la etnobiología
2.2.Genética de los perros pelones
2.2.1.   El modelo mendeliano y la mutación en FOXI3        
2.2.2.   Implicaciones del modelo genético
2.3.El concepto de raza
2.4.La desnudez no hace raza, revalorando a Schnaas
2.4.1.   El abuso al gen pelón
2.5.La domesticación
2.6.El surgimiento del xoloitzcuintle
2.6.1.   Aparición del perro doméstico
2.6.2.   Los perrros americanos
2.6.3.   El xoloitzcuintle arqueológico
2.6.4.   El aristocanino
2.7.El xoloitzcuintle y la biología molecular
2.7.1.   El xoloitzcuintle moderno y la intrusión genética
2.7.2.   El xoloitzcuintle antiguo y su posición filogenética


3.    LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL XOLOITZCUINTLE MODERNO

3.1.El origen del asunto: los textos coloniales
3.2.Aspectos históricos de la canofilia
3.3.Aspectos de la historiografía sobre el xoloitzcuintle en México
3.3.1.   Historia del xoloitzcuintle en México
3.4.Fundando una raza: del xoloitzcuintle antiguo al moderno
3.4.1.   Zootecnia canina en Mesoamérica
3.5.Rescatando al xoloitzcuintle
3.5.1.   El nacionalismo oficial
3.5.2.   La cuestión del nombre
3.5.3.   La negación del xoloitzcuintle con pelo
3.5.4.   El discurso oficial
3.6.Los xoloitzcuintles de Frida y Diego
3.7.El héroe cultural
3.8.Dualidad: los gemelos divinos Xólotl y Quetzalcóatl
3.9.Momentos de la construcción del xoloitzcuintle moderno



4.    EN LA CUENCA DEL RÍO BALSAS, DE NUEVO
4.1.El xoloitzcuintle como perro tropical
4.2.Antiguas y nuevas rutas en la Cuenca del Río Balsas
4.2.1.   Exploradores  históricos en Guerrero
4.2.2.   Las rutas en Morelos y Guerrero
4.2.3.   Los xoloitzcuintle de Morelos
4.2.4.   Los xoloitzcuintles de Guerrero
4.2.5.   Los perros con pelo de la Cuenca del Río Balsas
4.3.Testimonios de propietarios
4.3.1.   Cuautla
4.3.2.   Yautepec
4.3.3.   Amatlán
4.3.4.   Arcelia
4.3.5.   Cocula
4.4.Riesgos para el sistema


5.    EL XOLOITZCUINTLE Y SU DISPERSIÓN EN EL MUNDO
5.1.El xoloitzcuintle y la norma racial
5.2.Los perros pelones americanos
5.2.1.   El perro sin pelo del Perú
5.3.El xoloitzcuintle en Europa
5.4.El xoloitzcuintle en otros países
5.5.El xoloitzcuintle en la cultura contemporánea
5.6.Integrando la dualidad
5.7.Aspectos cromáticos de los perros mesoamericanos
5.7.1.   Datos antropológicos
5.7.2.   Analogías con otras poblaciones caninas
5.8.Nuevas situaciones
5.8.1.   El Congreso de Mérida
5.9.Usos y valores del xoloizcuintle
5.9.1. Usos urbanos contemporáneos
5.9.2. Usos antiguos y tradicionales
5.9.3. Aplicaciones medicinales
5.9.4. Tabú, cinofagia y zootecnia


6.    CONCLUSIONES   

7.    REFERENCIAS    

LOS PERROS Y LA MUERTE EN LA TRADICIÓN ORAL MILPALTENSE.

$
0
0

Por: Raymundo Flores Melo*

Doña Luz Jiménezes una india milpaltense[1] que legó a la posteridad parte de las costumbres y tradiciones de su pueblo a través de sus memorias[2] y cuentos.Fue originaria del barrio de San Mateo (segunda sección[3]) en la Asunción Milpa Alta.

En Los dioses”, uno de los cuentos recogidos por el etnólogo y lingüista Fernando Horcasitas, doña Luz hace referencia al trayecto que todo hombre, según la tradición, seguirá después de su muerte y del papel que el perro juega en este tránsito:

Telhuiloque icuac ca miqui noihqui techpanoltia chichitoton can ica tiahue icuac yotimihque mach tihpanoce apatlahtli. Ye yiman on chichitoton tla otihtlazotlaque tlaltihpac techpanoltiz ihuan tlacamo techtotolochtiz ican amo tihtlazotlaque tlaltihpac. Tla iztac chichi coza monenequi techpanoltiz. Tla tliltic chichi nozo coztic teyecanamihtiuh. Huan quitohua ‘Nopan ximotlalitzino nohpac. Nimitzmopanoltiliz apatlahtli’[4].

“Cuentan que cuando alguien muere nos pasan los perritos por donde vamos. Dizque pasamos un río. Los perritos, si los quisimos aquí en la tierra, nos pasarán y, si no los quisimos, nos tratan mal. Si es perro blanco se hace mucho del rogar para hacernos pasar. Si es negro el perro, o amarillo, nos va a encontrar. Y dice: ‘Siéntese sobre mí. Lo haré pasar este río ancho’”[5].

Relato semejante al recogido por fray Bernardino de Sahagún de los labios de alguno de sus informantes indígenas en la segunda mitad del siglo XVI:

“Y más, hacían al difunto llevar consigo un perrito de pelo bermejo, y al pescuezo le ponían un hilo flojo de algodón; decían que los difuntos nadaban encima del perrillo cuando pasaban un río del infierno que se nombra Chiconahuapan”[6].

Dicen que el difunto que llega a la ribera del río arriba dicho, luego mira el perro (y) si conoce a su amo luego se echa nadando al río, hacía la otra parte donde está su amo, y le pasa a cuestas.
Por esta causa los naturales solían tener y criar los perritos, para este efecto; y más decían, que los perros de pelo blanco y negro no podían nadar y pasar el río, porque dizque decía el perro de pelo blanco: yo me lavé; y el perro de pelo negro decía: yo me he manchado de color prieto, y por eso no puedo pasaros. Solamente el perro de pelo bermej
o, podía bien pasar a cuestas a los difuntos…[7]

La presencia de un río que pasar, la ayuda proporcionada por los canes y la renuencia del perro blanco están contenidos en ambos escritos, poniendo de manifiesto una cosmovisión compartida, un continuo cultural.

Las dos narraciones están separadas en el tiempo - una es del siglo XX y la otra del siglo XVI- pero el contenido similardeja constancia de la permanencia del pensamiento mesoamericano con respecto a la muerte y a los perros, creencia que sigue vigente en varios pueblos originarios de nuestro México.

.

*Integrante del Consejo de la Crónica de Milpa Alta.

rayflome@gmail.com


[1]Para mayor información sobre esta mujer, véase FLORES MELO, Raymundo. Una india milpaltense:

Luz jiménezícono de la mexicanidad en las artes en http://www.teuhtli.com.mx/articulos/luz_jimenez.html

[2] HORCASITAS, Fernando (recop.) De Porfirio Díaz a Zapata. Memoria Náhuatl de Milpa Alta. México, UNAM; 1989, 96 pp.

[3] El pueblo de la Asunción Milpa Alta o Villa Milpa Alta está dividido en cuatro secciones.

[4] HORCASITAS, Fernando y Sarah O. de Ford (recops.). Los Cuentos en Náhuatl de Doña Luz Jiménez. México, UNAM, 1979,p. 12

[5]Ibíd. p. 13

[6] SAHAGÚN, Bernardino de. Historia General de las cosas de la Nueva España. México, Porrúa, 1981, t. I, p. 295

[7] Ibíd. pp. 295 y 296


OBRA COMPLETA.

LAS REPRESENTACIONES DEL XOLOITZCUINTLE.

$
0
0


Por: Raymundo Flores Melo.

Las primeras representaciones conocidas del xoloitzcuintle son las vasijas de uso funerario llamadas “perros de Colima”, figuras de barro cocido, color naranja-rojizo, encontradas en las tumbas de tiro del Occidente de México, cuya carga simbólica está asociada al paso del hombre al inframundo, en alegoría del viaje realizado por el Dios Quetzalcóatlen búsqueda de los huesos de los gigantes para crear al nuevo hombre[1]. Las marcadas arrugas, la visibilidad de la columna vertebral en dichas piezas, han sido algunas de las características tomadas en cuenta para identificarlas con estos perros mesoamericanos.

Quetzalcóatl en su camino al reino de Mictlantecuhtli se transforma en el dios Xólotl para realizar la hazaña y salir airoso de la misma[2]. Xólotl, el dios perro, es el que, según la mitología nahua, se encarga de alimentar a los hombres recién creados[3]. Además es el Dios representante de la fertilidad, de la buena suerte y también día calendárico de buena fortuna para los recién nacidos[4].

Un probable perro pelón es el que aparece en el Códice Madrid formando parte de una ceremonia que en la época colonial fuera descrita por fray Diego de Landa para lo que actualmente es la zona maya de Yucatán[5]. Así mismo en el Códice Florentino (de los informantes de Sahagún), tenemos la ilustración de un perro xoloitzcuintle.

Poco después es elaborada la obra de Francisco Hernández (s. XVI): Historia Natural de la Nueva España[6], en cuyas ilustraciones aparece  un xoloitzcuintle acompañado de otros tipos de perros. Posteriormente se produce un largo lapso de tiempo sin alguna representación. Hasta que esta misma imagen es tomada por Francisco Javier Clavijero (s. XVIII) para su Historia de Antigua de México, en cuyo prólogo deja asentado lo siguiente: “Las figuras de las flores y animales son en la mayor parte copia de las de Hernández[7].

Es durante la segunda mitad del siglo XIX cuando el xoloitzcuintle reaparece formando parte de una caricatura política relativa al Plan de Tuxtepec, de la autoría del grabador José Guadalupe Posada, en la que se ve un ataúd custodiado por cuatro famélicos xoloitzcuintles y, en la primera mitad del siglo XX, con un linóleo (1944) de Gabriel Fernández Ledezma, correspondiente al periodo nacionalista de nuestro país, donde se observa la figura del can frente a una casa tipo rural, ornamentada con plantas como el nopalillo, un plato y un hueso.

En cuanto a la pintura mural, es Diego Rivera el encargado de inmortalizarlo en Palacio Nacional[8]y la Secretaría de Educación Pública, así como en el desaparecido Hotel del Prado[9]. Más tarde Juan O’Gorman haría lo propio en una de las paredes del Castillo de Chapultepec con el mural llamado La Independencia Nacional(1961). 

En la pintura de caballete tenemos, de manera sobresaliente, la realizada por Frida Kahlo[10]. Para la segunda parte del siglo XX, Raúl Anguiano y los oaxaqueños Rufino Tamayo y Francisco Toledo lo toman como un elemento cultural importante en sus pinturas. Anguiano realizando obras inspiradas en su xoloitzcuintle Tajín;  Toledo con su muy particular forma de convertir a los animales en objetos eróticos[11]– entre ellos al xolo - y Tamayo con una serie de perros, algunos de los cuales recuerdan, por sus características, al xoloitzcuintle[12]

También a lo largo del siglo XX encontramos los nombres de varios fotógrafos que, al retratar a artista e intelectuales de la época, han ayudado a preservar la imagen del perro mexicano, entre los que destacan Lola Álvarez Bravo, Gisèle Freund, Guillermo Zamora, Héctor García, Mariana Yampolsky y Graciela Iturbide y muy recientemente, gracias a las fotos encontradas en la Casa Azul de Coyoacán, podemos incluir a la propia Frida Kahlo.

Entre la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI un conjunto, cada vez más grande, de artistas plásticos han ocupado al xoloitzcuintle como centro de creación. En la escultura encontramos muy buenos realizadores, uno de los más conocidos es Federico Canessi, cuya obra dedicada al xoloitzcuintle se puede admirar en el Museo Dolores Olmedo Patiño, en La Noria, Xochimilco, D.F. Así mismo, el escultor Sergio Peraza[13]ha creado toda una serie piezas inspiradas en el xolo usando diferentes materiales, además de realizar varios dibujos y ser poseedor, y difusor de la raza xoloitzcuintle; Carol Miller, artista norteamericana, quien  ha dedicado algunas de sus piezas a estos canes. Y claro, los xolos fantásticos de Andrés Medina[14]donde las imágenes estilizadas del perro mexicano se hacen presentes para la admiración de propios y extraños. 

En cuanto a lienzos, tenemos artistas como Gustavo Santos[15], cuya obra retrata fielmente a estos perros tan especiales, expresando las particularidades de cada uno de ellos. Omar Padilla[16]los ha plasmado en varias telas con sabor a comunidad del México rural. Darío Mijangos[17]ha creado un gran número de pinturas donde está retratado, no sólo el perro en sí, si no el amor hacia los xoloitzcuintles que ha tenido a lo largo de su vida.

La conjunción entre la admiración a Frida Kahlo y a varios elementos simbólicos que dan forma a lo nacional, la tenemos en la obra pictórica de David Flores[18]. Sus Fridas acompañadas de perros de Colima renuevan  el sabor mexicano.

Ahora que si queremos ver desde la perspectiva mística e histórica a estos canes, no hay nada mejor que los trabajos de Cuahutlatohuac H. Xochitiotzin[19]pintor oriundo de Tlaxcala, entre cuyos trabajos destaca el mural que hizo para la Federación Canófila Mexicana, llamado  El perro xoloitzcuintle en el México antiguo, así como una serie de cachorros con grabados floridos sobre sus lomos.

En comic también se ha plasmado al xoloitzcuintle. Uno de ellos es Danza de Conquista[20]publicado por la editorial española Norma, donde un xolo-humano es el personaje principal. Esta obra es una trilogía realizada por Raúl Treviño que trata sobre una rebelión antropomorfa para lograr la igualdad de todos los seres en una especie de mundo paralelo, en ella se da vida –en forma de personajes - a la fauna mesoamericana. 

La imagen del xoloitzcuintle también se ha querido comercializar, uno de los productos más acabados, en ese aspecto, es Xico de la autoría de Cristina Pineda; de él podemos encontrar figuras decoradas con múltiples diseños, esculturas, barajas y un comic donde se hace acompañar por el Hijo del Santo, así como chocolates: algunos salidos de un concurso de alta repostería y otro elaborado por  La Corona. En este mismo terreno comercial se encuentra el logo del equipo de futbol Xoloitzcuintles de Tijuana.

Pero ahí no terminan las representaciones que se han hecho del xoloitzcuintle. Jóvenes diseñadores gráficos lo han retomado y convertido en protagonista de su obra. Sus interesantes trabajos se encuentran diseminados en internet. Haciendo un recuento de ellos están: 

Una joven dibujante de Colima que se hace llamar Pinkscooby54[21]. Su trabajo llama mucho la atención ya que los hizo tomando como modelo a los perros de Colima realizados en barro.

Christian Xavier Álvarez Robles[22]es otro caso. Este joven artista de Cozumel, Quintana Roo, ha creado una serie de personajes entre los que se encuentra Xitlo, un xoloitzcuintle. Pero su labor creativa no paró ahí, pues creo también un muñeco del perro xoloitzcuintle.

En otra perspectiva se encuentra Darksilvania[23]quién, a estilo de la serie PoKemon, realiza un xoloitzcuintles a quien nombra Xolombrius Dark/Ghost. Lo mismo hace con el chihuahueño.

El video también ha sido utilizado como medio para representar al xoloitzcuintle. En este rubro existen dos realizaciones independientes: Xolo el perro[24],creado por Noiselab Motion,  perro punk, - descendiente de una dinastía xoloitzcuintle originaria de Colima - que tras escapar del zoológico de Chapultepec donde vivía en cautiverio, se convierte en todo un personaje desafiando la autoridad; y por otro lado, la propuesta de Juan Hernández, quien junto a Cecilia Estrada elaboraron el corto llamado Tepehuani Xoloitzcuintle o Xoloitzcuintle Vencedor[25], donde se pone en realce las vicisitudes que el perro tuvo que pasar para sobrevivir a la conquista española. 

Si bien los xoloitzcuintles lo mismo pueden estar representados al estilo pokemon,ser una escultura o pintura; también los encontramos en un largometraje de dibujos animados, como es el caso de la ópera prima de Carlos Kuri, Héroes Verdaderos (2010), donde uno de estos canes representa a Ahuatzin, mascota de la familia indígena de la cinta. Esta película está ambientada dentro de la lucha por la independencia de México y el conflicto existente entre las diferentes castas de la sociedad novohispana.

Todo lo anterior muestra que la imagen del xoloitzcuintle  tiene un continuo a lo largo de la historia de México y que sigue vigente porque, las y los mexicanos están interesados en él, pues forma parte de su cultura, qué lo sienten como algo propio. ¿Qué más constatación que las recreaciones que se hace de él?

Agosto de 2013.



[1] TENA MARTÍNEZ, Rafael (edit.) Mitos es historias de los antiguos nahuas. Paleografía y traducciones. México, CONACULTA, 2011, pp. 179 y 181
[2] SÉJOURNÉ, Laurette. El Universo de Quetzalcoatl. México, FCE, 2003, pp. 70 y 90
[3]TENA MARTÍNEZ, Rafael. op cit., p. 149 y MENDIETA, Gerónimo de. Historia Eclesiástica Indiana. México, CONACULTA, 1997, p. 182
[4]DURAN, Diego. Historia de las Indias de Nueva España e Islas de la Tierra Firme. México, Porrúa, 1984, p. 230
[5]LANDA, Diego de. Relación de las Cosas de Yucatán. México, Porrúa, 1982, p. 66
[6]Francisco Hernández realiza su viaje al nuevo mundo entre 1571 y 1577, en el que recaba un gran número de información sobre flora y fauna de la América española. Sus obras completas se publican a mediados del siglo XX.
[7]CLAVIJERO, Francisco Javier. Historia Antigua de México. México, Porrúa, 2003, p. XXIII
[9] En dicho hotel se encontraba el mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1947-1948).
[11]DEL CONDE, Teresa. Eros se aproxima y es el maestro de Apolo, en Schuessler, Michael K. y Miguel Capistrán (coords.) México se escribe con J. Una historia de la cultura gay. México, Planeta/Temas de hoy, 2010, p. 134
[12]Me refiero a la obra del pintor denominada Animales(1941).
[15]Esta es la galería virtual de pintor Gustavo Santos: http://www.galeriagustavosantos.blogspot.mx/

[16]Se recomienda ver estas dos colecciones donde se encuentran pinturas dedicadas al xoloitzcuintle: http://www.artelista.com/coleccion/2073969848393601-especiales.htmly http://www.artelista.com/coleccion/1011775593213539-mexican.html
[17]Aquí se puede ver su obra: http://www.dariomijangos.net/y además de esta otra dedicada a sus xolos: http://libertadygilberto.blogspot.mx/
[18]En este foro se puede apreciar parte de sus creaciones: http://xoloitzcuintle.creatuforo.com/david-flores-pintor-tema968.html
[19]Aparte del mural de la FCM realizado por el artista, tenemos esta colección de pinturas: http://www.artelista.com/tags/perros-mexico-magico
[20]En el año de 2006, Raúl Treviño, escritor y dibujante mexicano, saca a la luz, bajo el sello editorial Norma, el primer volumen de La danza de la conquista (El imperio), continuándola en 2008 (El encuentro) y 2009 (El despertar).

[24]En este enlace puedes ver del video: http://youtu.be/su3xgrvAT5w

XOLOS Y PERROS EN EL DIARIO DE FRIDA KAHLO.

$
0
0


Por: Raymundo Flores Melo

El diario de Frida Kahlo: Un íntimo autorretrato[1]es el nombre con el que se ha bautizado a este cuaderno con pinturas, dibujos y documentos de la autoría de Frida Kahlo. En él, la artista, plasma sus gustos, emociones: sus sentires a lo largo de sus últimos diez años de vida (1944-1954). 

El contenido pictográfico lo hace singular, así como varias cartas dirigidas a Diego Rivera y las pequeñas anotaciones y poemas. Aunado a ello, encontramos varias hojas del diario dedicadas a los perros, en especial al xoloitzcuintle, tipo de can a quien la pareja Rivera-Kahlo tenía en alta estima por ser una herencia del México prehispánico.

Así tenemos, en una colorida lámina, llamada Danza al Sol - donde abundan los tonos ocres rojizos, amarillentos y anaranjado- a dos xoloitzcuintles alrededor de los cuales bailan figuras antropomorfas con cabezas perrunas, a manera de un rito propiciatorio de fertilidad, donde las mamas de una perra recién parida parecen subrayar dicha finalidad. ¿El color de la xoloitzcuintle representada tiene que ver con la tradición mesoamericana, de que un perro bermejo es el encargado de pasar a los muertos al otro lado del río para poder llegar al Mictlán? ¿La ilustración representa la dualidad vida-muerte?

Luego está un dibujo, donde  los trazos de crayones, color violeta, morado, amarillo y naranja, aunados a motivos florales y vegetales, reflejan el estado de ánimo de la pintora, se presentan dos pequeños perros bermejos jugando con una serie de hilos que recorren la totalidad de la escena envolviendo a los cachorros y a dos madejas que parecen ser el origen del entramado.

De igual forma encontramos un boceto que, al parecer, en un primer momento, iba a representar a la misma Frida Kahlo, al que fueron agregadas  abundantes y espesas barbas. Frente a él-ella tenemos a un perro que semeja a un xoloitzcuintle que parece estar atado de cuerpo y patas, bajo el cual se lee la palabra “PERRO”.

Sin embargo, dentro de estos dibujos y pinturas, destaca uno dedicado al Señor Xólotl, donde se hace referencia al papel que tenían los perros para ayudar a los hombres fallecidos a llegar al Mictlán. Allí se le llama al perro “Embajador de la República Universal de Xibalbá Mictlan, canciller y ministro Plenipotenciario”, haciendo referencia al inframundo maya que era regido por las divinidades de la muerte y la enfermedad: Hun Camé y Vucub Camé, así como, al reino de Mictlantecuhtli, dios de la muerte de la mitología nahua.

En dos hojas aparte, y como quinto espacio dedicado al perro, está otro apunte donde La Capulina, una de las perras de Frida Kahlo, es representada en varios bocetos.

Todas estas ilustraciones, como lo dijera Sarah M. Lowe, “trasmiten inmediatez de sensaciones de primera mano transcritas y plasmadas en el papel”[2], así como reflejan la dualidad de vida y muerte. La vida en un ritual de fertilidad que tiene como parte central a una perra xoloitzcuintle color bermejo y la muerte dónde “El señor Xólotl” es nombrado embajador del Mictlan, representante ante la pelona, una muerte “tan pelona como sus adorados perros itzcuintli”[3], como anotara Carlos Fuentes Macías, refiriéndose a Frida Kahlo Calderón, a aquella mujer que detenía todo con su presencia.

rayflome@gmail.com
Noviembre de 2013.


[1]KAHLO CALDERÓN, Frida.  El diario de Frida Kahlo: Un íntimo autorretrato. México, La  Vaca Independiente, 1995,  296 pp.
[2]Ibíd. p. 26
[3]Ibíd. p. 24

EL DIARIO DE FRIDA KAHLO.

$
0
0

Estas son las imágenes de xoloitzcuintles y otros perros presentes en El diario de Frida Kahlo: Un íntimo autorretrato.

DANZA AL SOL


PERROS JUGANDO CON  HILO


PERRO


SEÑOR XÓLOTL


LA SEÑORITA CAPULINA


LA CAPULINA
2DA. HOJA



KAHLO CALDERÓN, Frida.  El diario de Frida Kahlo: Un íntimo autorretrato
México, La  Vaca Independiente, 1995,  296 pp.

FOTOGRAFÍAS DE DIEGO RIVERA CON XOLOITZCUINTLES.

$
0
0
A lo largo de la participación en el Foro Tepeuani Xoloitzcuintle y después en el grupo XOLODual - en Facebook -, se hizo posible la compilación  de varias fotografías del muralista mexicano Diego Rivera, imágenes donde es acompañado de perros xoloitzcuintles, algunas de  ellas fueron halladas en la red, otras más en libros. Las fotos fueron tomadas en el jardín de la  Casa Azul de Coyoacán, así como en el Anahuacalli.

La más conocida, sin duda, fue la que sirvió de portada a uno de los primeros libros dedicados al xolo: El Xoloitzcuintle en la historia de México publicado por el Museo Dolores Olmedo Patiño, en el año de 1997, tomada por Guillermo Zamora, a la que se ha denominado Diego Rivera y sus Xoloitzcuintles.

Otras más se dieron a conocer a partir de la apertura del archivo del Museo Frida Kahlo y que forman parte del libro Frida Kahlo. Sus fotos, trabajo editado por Pablo Ortiz Monasterio en el año de 2010.

No cabe duda que, con el transcurrir del tiempo, irán apareciendo más imágenes igual de interesantes como las que se muestran a continuación.

 Diego Rivera con sombrero sosteniendo un perro, 194-?
Foto: Guillermo Zamora.

 Diego Rivera y sus xoloitzcuintles, 1955
Foto: Guillermo Zamora.


Diego Rivera con un xoloitzcuintle.


 Diego Rivera en los jardines de la Casa Azul.


Diego Rivera en la Casa Azul, Coyoacán, Cd. de México.


 "Perro de Colima" de la colección de Diego Rivera.


Trabajadores del Anahuacalli sosteniendo a cuatro xoloitzcuintles.
  


 Diego Rivera con xoloitzcuintle.


 
Diego, Frida y un xoloitzcuintle.







PINTURAS DE FRIDA KAHLO CON XOLOITZCUINTLES.

$
0
0
Esta es una recopilación de algunas de las pinturas de Frida Kahlo Calderón[1]. En estas obras la pintora aparece acompañada por xoloitzcuintles, o bien el xolo es la figura principal. 

A estos trabajos se deben agregar los cinco que aparecen en el diario de la pintora[2]. Se han ordenado cronológicamente para tener una mejor visión temporal de los mismos.

 Escuintle y yo, 1938.
Col. Dolores Olmedo Patiño.


 Autorretrato con changuito, 1945.
Col. Museo Dolores Olmedo Patiño.


 El Abrazo de Amor de el Universo, la Tierra (México), Yo, Diego y el Señor Xólotl, 1949.
Colección J. y N. Gelman


 Naturaleza Muerta, 1951.


 Xibalba-Alado-Xólotl-7 ríos (Soñado por FrIda Kahlo) s/f. 
Colección de Rafael Coronel.




[2]KAHLO CALDERÓN, Frida.  El diario de Frida Kahlo: Un íntimo autorretratoMéxico, La  Vaca
Independiente, 1995,  296 pp.

XOLOITZCUINTLES EN LOS MURALES Y OTROS TRABAJOS DE DIEGO RIVERA.

$
0
0
En varios de los trabajos de Diego Rivera encontramos representado al xoloitzcuintle, incluido como símbolo de lo nacional. Siempre al lado de los indios campesinos de México y de la clase trabajadora.

Tratando de respetar el orden cronológico tenemos las siguientes piezas:


La Lluvia (fragmento), 1926, 
Patio de las Fiestas, SEP, Cd. de México. 
Foto: Rogelio Cedillo. 


La noche de los pobres(fragmento), 1926, 
Patio de las Fiestas, SEP, Cd. de México. 
Foto: Rogelio Cedillo.


 Fragmento de mural, SEP, Cd. de México. 

Foto: Rogelio Cedillo.


El agitador, 1926, Fresco. Capilla (pared oeste), 
Universidad Autónoma de Chapingo, Edo. de México.


El niño del taco, 1932, Litografía, 
Colección del Museo Dolores Olmedo Patiño.


El mercado de Tlaltelolco(fragmento), 1944-1945, 
Palacio Nacional, Ciudad de México.
Foto: Raymundo Flores M.


La cultura purépecha o tarasca de Michoacán (fragmento), 1945, 
Palacio Nacional, Ciudad de México.
Foto: Raymundo Flores M.


Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (fragmento), 1947-1948, 
Col. Museo Mural Diego Rivera.



Mercado de Petates, 1950, Acuarela, 
Colección: Ángeles Espinoza Yglesias.


La civilización Totonaca(fragmento), 1950, 
Palacio Nacional, Ciudad de México.
Foto: Raymundo Flores M.


Las industrias del maguey y del amate (fragmento), 1951, 
Palacio Nacional, Ciudad de México.
Foto: Raymundo Flores M.
 

El desembarco de los españoles en Veracruz (fragmento), 1951, 
Palacio Nacional, Ciudad de México.
Foto: Raymundo Flores M.


La casa del viento(fragmento), 1956, 
Acapulco, Guerrero, México.


El espejo de la Estrella (fragmento), 1957, 
El Batán, Ciudad de México. 
Foto: Gustavo Santos.





LOLA ÁLVAREZ BRAVO: FRIDA CON XOLOITZCUINTLES.

$
0
0
Por: Raymundo Flores Melo.

La lente que captó el mayor número de fotografías de Frida Kahlo con perros xoloitzcuintles fue la de Lola Álvarez Bravo (Dolores Martínez de Anda, 1907 – 1993). Sus fotos sobre este tema pueden ser divididas en dos series:

La primera de ellas recibe el nombre de Frida Kahlo en el patio de la Casa Azul de Coyoacán, en las fotografías se ve a la pintora en el piso, con expresión atenta y cariñosa hacia los canes. En una acariciando con las dos manos a un pequeño xolo y, en la otra abrazando al mismo perro con otro más en el regazo.

La segunda serie es quizá la más conocida. Frida Kahlo se presenta con un vestido largo de color negro en actitud introspectiva, acompañada de uno o dos xolos. “Así aparece Frida pensativa, la mano izquierda llena de anillos; o Frida inmersa en el abismo de un espejo en un muro, mientras sus perritos mexicanos olisquean sus faldas o juegan[1].

Sin duda, la belleza de las imágenes, debido al talento artístico de Lola Álvarez Bravo, ha contribuido a incrementar el prestigio y leyenda de la pintora Frida Kahlo y hacer del xoloitzcuintle un símbolo cultural.


 Frida Kahlo en el patio de la Casa Azul de Coyoacán, ca 1942-45. 
Archivo Isolda P. Kahlo.
Foto atribuida a Lola Álvarez Bravo.


 Frida Kahlo en el patio de la Casa Azul de Coyoacán, ca 1942-45. 
Archivo Isolda P. Kahlo.
Foto atribuida a Lola Álvarez Bravo.


 Frida con su perro sin pelo, 1940-1949.
Foto: Lola Álvarez Bravo.


 Frida mirándose en un espejo en el patio de la Casa Azul. 1942.
Foto: Lola Álvarez Bravo


 Frida Kahlo y sus perros Itzcuintli, 1944.
Foto: Lola Álvarez Bravo.
 

Frida con uno de sus perros xoloescuintle, 1944.
Foto de Lola Álvarez Bravo.



 Retrato de Frida Kahlo con sus perros, s/f. 
Col. Galería Juan Martín.
Foto de Lola Álvarez Bravo.



[1]GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, Sergio. “Lola Álvarez Bravo: La luz en el espejo” , fechado el  01 de octubre de 1993, en Nexos en línea: http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=447350


GISÈLE FREUND: FRIDA EN EL JARDÍN DE LA CASA AZUL.

$
0
0
Por: Raymundo Flores Melo.

La fotógrafa alemana – después nacionalizada francesa -  Gisèle Freund (1908-2000), reconocida por sus fotos de escritores, filósofos y artistas plásticos, vivió en México entre 1950 y 1952. Durante su estadía tomó algunas fotografías al muralista Diego Rivera y a su esposa Frida Kahlo.

De 1951 son las tres fotografías donde la pintora aparece acompaña por perros xoloitzcuintles en los jardines de La Casa Azul de Coyoacán (hoy Museo Frida Kahlo). Las tres destacan por su belleza, por la composición que hace resaltar al personaje y su entorno.

En una de ellas se ve a la pintora con los brazos cruzados y fumando, frente a una de las paredes de su casa. Alrededor de ella cuatro perros, tres de los cuales son xoloitzcuintles, en el fondo se distinguen un pequeño árbol de nopal y, entre las plantas, un marcador de juego de pelota prehispánico, al fondo lo que parece ser un portaestandarte.

En otra, Frida Kahlo es el centro, y podemos admira parte de la casa con sus ventanales y enredaderas, así como el jardín de la misma, donde abundan las biznagas y otras cactáceas. La pintora porta de manera elegante un vestido blanco  y rebozo, mira de forma amable a la cámara, a su derecha encontramos, también viendo de frente, a un perro xoloitzcuintle.

En la tercera foto, Frida Kahlo da de comer a los patos que nadan en la fuente, a su lado dos xoloitzcuintles atentos a sus manos, en espera de alimento. En la imagen se puede apreciar el color rosa del rebozo, así como las tonalidades de gris en la casa de roca, la fuente y los perros, que nos recuerda que Gisèle Freund fue una de las pioneras en el uso del color en la fotografía.


 Frida en el jardín de la Casa Azul. 1951.
Foto: Gisèle Freund.

 
 Frida Kahol y un xoloitzcuintle. 1951
Foto: Giséle Freund.


 Frida Kahlo con sus patos y perros. 1951.
(Colección privada).
 Foto: Giséle Freund.

LA DUALIDAD DEL XOLOITZCUINTLE PROMOCIONADA A NIVEL NACIONAL.

$
0
0

Por: Raymundo Flores Melo.

Después de la asamblea de fundación del Club Mexicano del Xoloitzcuintle, el 9 de julio  de 2011, la situación del xolo con pelo cambió para mal en nuestro país. Antes de la modificación del estándar las camadas podían registrarse sin que los cachorros con pelo sufrieran restricciones para ser usados en la reproducción, o bien, se les exigiera por su pilosidad una prueba de ADN para poder inscribirse ante la Federación Canófila Mexicana (FCM). 

En la reunión del naciente club se habló de un supuesto descuido en la cruza de este perro mexicano y en la necesidad de eliminar algunos colores en el xoloitzcuintle con pelo pues, su presencia, reflejaba la mezcla  con otras razas, lo que al decir de los postulantes redituaría, a la larga,  en beneficio del xolo pues fijaría algunas características deseables en el animal. 

Lo negativo del asunto es que estas personas no tomaron en cuenta lo contenido en códices prehispánicos y crónicas de la época virreinal de nuestro país que ilustran y nombran los colores de los perros en esos periodos, así como tampoco el trabajo de campo que algunos investigadores han realizado.

En ese contexto llegó, lo que se planteó de manera grandilocuente como el primer congreso sobre el xoloitzcuintle, al que después, con la inclusión del chihuahueño, fue llamado primercongreso mundial de razas mexicanas[1], cuyos derroteros siguieron la tendencia restrictiva al xoloitzcuintle con pelo, e inclusive se importaron ponentes para avalar esa postura, relegando a criadores mexicanos conscientes de la importancia del xolo peludo en el pool genético.

Han pasado más de dos años y no hay nuevo estándar donde los perros pelones y peludos sean tratados como parte integral del xoloitzcuintle. Han transcurrido más de dos años en los que hemos visto disminuir en las redes sociales la presentación de xoloitzcuintles con pelo dentro de las nuevas camadas, a tal grado que cabría preguntarse si esto refleja una vuelta a la práctica de asesinar cachorros con pelo, ahora propiciada por el estándar vigente y la falta de apertura por parte de las autoridades canófilas en nuestro país. 

Pese a lo antedicho, a principio del mes de enero de 2014 salió a la luz un pequeño texto[2]en la revista National Geographic en Español, firmado por Erick Pineda, acompañado por una bonita fotografía de Héctor García Meza. En la foto aparecen dos xoloitzcuintles que representan la dualidad en la raza.

Los ejemplares que en ella aparecen son propiedad del conocido criador mexicano  Jorge Alvarado Granados ( http://www.xolostarango.com.mx/ ). Don Jorge, al ser entrevistado, permitió la toma de imágenes a sus xoloitzcuintles, en especial de Loreto y Mariachi, el primero  de ellos sin pelo y el segundo con pelo.

La foto que aparece en la revista es, sin duda, una imagen que invita a evocar uno de los mitos prehispánicos sobre la creación del hombre, donde Xólotl, el dios gemelo de Quetzalcóatl baja al inframundo para extraer los huesos de los gigantes. Pero también nos hace reflexionar sobre la necesidad de dar iguales derechos a las dos variedades y, sobre todo, evitar la exclusión de colores en el xolo con pelo.

Sin duda, los ejemplares presentados en la revista cumplen el estándar, son bellos. Lo paradójico del asunto es que el patrón presente en el xolo llamado Mariachi es uno de los colores que pretenden eliminar (negro y fuego), sin sustento, aquellas personas que quieren erigirse jueces de los demás criadores.

La foto pudo pasar desapercibida pero no ante la situación actual de discriminación hacia al xoloitzcuintle con pelo, pues gracias a ella una gran cantidad de personas sabrán de su existencia. Esperemos que la imagen despierte la curiosidad de más personas, que éstas indaguen y cuestionen sobre la suerte de los peludos pero sobre todo que crezca el gusto por tener xolos con pelo.

El que un medio de comunicación publique a nivel nacional una fotografía donde se presente la dualidad del xoloitzcuintle es un suceso que debe alentarnos a no cejar en el esfuerzo de dar mayor promoción al xoloitzcuintle con pelo y la variedad de sus colores. Y como dijeran los defensores de los peludos: ¡Todos los colores somos xolo!


Enero de 2014 .


[1]Este congreso se realizó en Mérida, Yucatán en junio de 2012.
[2] El texto puede consultarse en línea, donde se aprecia una foto más de Loreto y Mariachi: http://www.ngenespanol.com/articulos/678662/xoloitzcuintle-perro-prehispanico/

IN ITZCUINTLI / EL PERRO.

$
0
0


Por: Raymundo Flores Melo.

Miguel León-Portilla, discípulo del padre Ángel María Garibay, publicó en el año 2006 un libro llamado Poesía Náhuatl. La de ellos y la mía,donde se copilan poemas extraídos de documentos del siglo XVI como los Cantares Mexicanos, los Romances de los señores de la Nueva Españay el Códice Matritense.

Cerrando el mencionado texto se encuentra una colección de dieciocho poemas, escritos originalmente en náhuatl, de la autoría del mismo León-Portilla, en los que se deja ver la influencia que ha ejercido la cultura náhuatl en el investigador. 

Entre este legado cultural no podía faltar la figura del perro y su relación con la muerte, relación todavía muy presente en varios de los pueblos originarios de la Ciudad de México como son San Pedro Tláhuac (en particular el poblado de Mixquic), San Bernardino Xochimilco y la Asunción Milpa Alta.

El investigador se pregunta si su perro estará con él cuando haya muerto, como lo está ahora en la vida terrena, es decir, si será su acompañante rumbo al Mictlán de los antiguos mexicanos.

Si bien en la época actual el perro tiene diferentes usos a los del pasado, no deja de sorprender que sigamos todavía el viejo consejo de los abuelos: tratar bien a los perritos. Es que en esas cosas de la muerte, nadie sabe y es mejor preparar camino. No vaya a ser la de malas.

Comparto con ustedes la transcripción del referido poema[1]:



In itzcuintli / El perro

In ihcuac zan ye nocel,
nican, notech ca notzcuin.

Cuando estoy solo,
junto a mí, aquí está mi perro.

Ompa, in can ye mihtoa,
Quenonamican,
¿azo notech,
ompa ye notzcuin?

Allá, donde dicen
que de algún modo se existe,
¿acaso junto a mí.
estará allá mi perro?[2]



[1]La primera versión del presente texto fue publicado el 29 de abril de 2010 en el foro Tepeuani Xoloitzcuintle.
[2] LEÓN-PORTILLA, Miguel. Poesía Náhuatl. La de ellos y la mía. México, Diana, 2006, pp. 132 y 133.

EL PERRO CON PELO QUE HABITA EL MICTLÁN.

$
0
0
UNA REVISIÓN A FRAY BERNARDINO DE SAHAGÚN.

Por: Marco Antonio Hernández Escampa-Abarca.


Desde la perspectiva urbana en México, las primeras referencias acerca del xoloitzcuintle no provinieron principalmente de las excavaciones arqueológicas, sino de escritos coloniales. Es así que el franciscano Fray Bernardino de Sahagún en su obra titulada Historia General de las Cosas de la Nueva España, en el Libro Undécimo titulado “De las propiedades de los animales, aves, peces, árboles, hierbas, flores, metales y piedras, y de los colores” relata:

  
   “50.- Los perros de esta tierra tienen cuatro nombres: llámanse chichi, itzcuintli, xochiocóyotl y tetlamin y también teúitzotl. Son de diversos colores, hay unos negros, otros blancos, otros cenicientos, otros buros, otros castaños oscuros, otros morenos, otros pardos y otros manchados.

51.- Hay algunos de ellos grandes, otros medianos; algunos hay de pelo lezne, otros de pelo largo; tienen largos hocicos, los dientes agudos y grandes, las orejas cóncavas y pelosas, cabeza grande, son corpulentos, tienen uñas agudas; son mansos y domésticos, acompañan y siguen a su amo o dueño; son regocijados, menean la cola en señal de paz, gruñen y ladran; bajan las orejas hacia el pescuezo en señal de amor, comen pan y mazorcas de maíz verdes, y carne cruda y cocida, comen cuerpos muertos, comen carnes corruptas.

52.- Criaban en estas tierras unos perros sin pelo ninguno, lampiños, y si algunos pelos tenían eran muy pocos. Otros perrillos criaban que llamaban xoloitzcuintli, que ningún pelo tenían, y de noche abrigábanlos con mantas para dormir; estos perros no nacen así, sino de pequeños los untan con resina, que se llama óxitl, y con esto se les cae el pelo quedando el cuerpo muy liso. Otros dicen que nacen sin pelo en los pueblos que se llaman Teotlixco y Toztlan. Hay otros perros que se llaman tlalchichi, bajuelos y redondillos, que son muy buenos de comer.”(Sahagún, 1992: 628)

     El original de este escrito de Sahagún es conocido como Códice Florentino y se trata de un texto bilingüe en castellano y náhuatl, profusamente ilustrado. La obra tiene un carácter recopilatorio a partir de informantes nahuas y fue desarrollándose durante varias décadas. La investigación se inició en Tlatelolco en 1547, continuó en Tepepulco entre 1558 y 1561, de nuevo en Tlatelolco hasta 1565 y se terminó en 1577 en la Ciudad de México (Barbero, 1999:78-79).  

     En cuanto a los perros desnudos, las premisas corresponden a más de un criterio. Por un lado se asume que la desnudez de los xoloitzcuintli es artificial y por otro lado se afirma que es natural y los animales se críaban en zonas determinadas. En cualquier caso, queda clara la diversidad cromática y de pelaje presente entre los perros locales antiguos, su carácter amigable y la existencia de los perros sin pelo. En cuanto a los lugares donde se criaban éstos últimos, el toponímico Teotlixco ha sido relacionado con el área poblana de Cholula o bien con la cultura tolteca. (De Durand-Forest, 1974) mientras Toztlan tal y como aparece en la Matrícula de Tributos, podría referirse a la zona de los Tuxtla, Veracruz.

     También cabe mencionar que se describe la dieta de los perros en general, la cual se basa tanto en materia vegetal como en carne. Por lo tanto la idea de que el xoloitzcuintle o cualquier otro perro mesaomericano fuesen vegetarianos carece de sustento. Como todo perro, consumían una diversidad de alimentos. Algo sumamente importante es que Sahagún recopiló información sobre diversos temas y por lo tanto no siempre ahonda en los detalles finos. Ciertamente queda claro que al perro sin pelo se le denominaba xoloitzcuintli mientras otros perros recibían nombres diversos. Esta distinción no implica que se trate necesariamente de poblaciones separadas. En la actualidad sabemos que los perros pelones mesoamericanos nacen acompañados de perros con pelo en las camadas, detalle que probablemente no fue considerado en la interpretación de Sahagún. En cambio, ahora sabemos que la oposición con pelo/sin pelo forman un conjunto dual indisoluble.

     Por otro lado, en el Apéndice del Tercer Libro, Sahagún explica que de acuerdo al modo de morir, las almas de los muertos tenían distintos destinos. Los que morían de enfermedad iban al Inframundo, quienes perecían por causas relacionadas con el rayo, al agua o ciertas enfermedades (leprosos, bubosos, sarnosos, gotosos e hidrópicos) se dirigían al Tlalocan y finalmente aquellos que fenecían por causas relacionados con el fuego o la guerra, tenían como destino final el Sol. Dada su visión católica, Sahagún interpretó estos sitios como el Infierno, el Paraíso Terrenal y el Cielo respectivamente. De hecho al señor del Inframundo lo identifica erróneamente como un diablo, lo cual también se debe a la idea colonial de que los “falsos” dioses nativos eran formas demoníacas. El viaje al Inframundo  implicaba superar una serie de obstáculos y el perro tenía un papel primordial en este caso:

“18.- Y más, hacían al difunto llevar consigo un perrito de pelo bermejo, y al pescuezo le ponían hilo flojo de algodón; decían que los difuntos nadaban encima del perrillo cuando pasaban un río del Infierno que se nombra Chiconahuapan;

19.- y llegando los difuntos ante el diablo que se dice Mictlantecutli ofrecíanle y presentábanle los papeles que llevaban y manojos de teas y cañas de perfumes, e hilo flojo de algodón y otro hilo colorado, y una manta y un maxtli y las naguas y camisas y todo hato de mujer difunta que dejaba en el mundo todo lo tenían envuelto desde que se moría.

20.- A los ochenta días lo quemaban, y lo mismo hacían al cabo del año, y a los dos años, y a los tres años, y a los cuatro años; entonces se acababan y cumplían las obsequias, según tenían costumbre, porque decían que todas las ofrendas  que hacían por los difuntos en este mundo, iban delante el diablo que se decía Mictlantecutli;

21.- y después de pasados cuatro años el difunto se sale y se va a los nueve infiernos, donde está y pasa un río muy ancho y allí viven y andan perros en la ribera  del río por donde pasan los difuntos nadando, encima de los perritos.
22.- Dicen que el difunto que llega a la ribera del río arriba dicho, luego mira al perro (y) si conoce a su amo luego se echa nadando al río, hacia la otra parte donde está su amo, y le pasa a cuestas.

23.- Por esta causa los naturales solían tener y criar los perritos, para este efecto; y más decían, que los perros de pelo blanco y negro no podían nadar y pasar el río, porque dizque decía el perro de pelo blanco: yo me lavé; y el perro de pelo negro decía: yo me he manchado de color prieto, y por eso no puedo pasaros. Solamente el perro de pelo bermejo podía bien pasar a cuestas a los difuntos, y así en este lugar del infierno que se llama Chiconaumictlan, se acababan y fenecían los difuntos.

24:- Y más dicen que después de haber amortajado al difunto con los dichos aparejos de papeles y otras cosas, luego mataban al perro del difunto, y entrambos los llevaban a un lugar donde había de ser quemado con el perro juntamente.” (Sahagún, 1992: 206-207)
   

 Sin duda el pasaje anterior es uno de los más aludidos en el imaginario colectivo contemporáneo, ya que parte del argumento en torno al xoloitzcuintle se relaciona con este paso por el río del Inframundo o Mictlan. No obstante, la fuente colonial claramente menciona que los perros que cumplían esta función eran los perros con pelaje y no los perros desnudos. Debido a un deseo colectivo de enfatizar al xoloitzcuintle como un ente que representa la supervivencia del mundo prehispánico, múltiples propiedades o atributos de los perros mesoamericanos en general se fueron asignando exclusivamente al perro pelón. En el presente resulta necesaria una reformulación de todos estos conceptos. Parte del proceso es la reivindicación del xoloitzcuintle con pelo y su revaloración social. Esto incluye en última instancia la preservación de la gama cromática de la raza porque los colores mencionados en las fuentes y representados en los códices forman parte del sistema simbólico antiguo. 

     Por último cabe mencionar que si bien esta fuente colonial es de mayúscula importancia, algunos detalles deben contrastarse con otras y con la información arqueológica. Por ejemplo, en este texto se especifica un nombre para el perro comestible, no obstante los vestigios arqueológicos indican que el consumo era más extendida y menos selectivo.

Referencias:

Barbero Richart, Manuel C. 
1999. Iconografía animal: la representación animal en libros europeos de los siglos XVI y XVII, Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha

De Durand-Forest, Jacqueline.
1974. Los grupos chalcas y sus divinidades según Chimalpahin, Estudios de cultura Náhuatl, no 11, p. 148.

Sahagún, Bernardino de.
1992. Historia General de las Cosas de Nueva España, Editorial Porrúa, Colección “Sepan Cuántos…” México.
Viewing all 70 articles
Browse latest View live