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EL PERRO CON PELO QUE HABITA EL MICTLÁN.

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UNA REVISIÓN A FRAY BERNARDINO DE SAHAGÚN.

Por: Marco Antonio Hernández Escampa-Abarca.


Desde la perspectiva urbana en México, las primeras referencias acerca del xoloitzcuintle no provinieron principalmente de las excavaciones arqueológicas, sino de escritos coloniales. Es así que el franciscano Fray Bernardino de Sahagún en su obra titulada Historia General de las Cosas de la Nueva España, en el Libro Undécimo titulado “De las propiedades de los animales, aves, peces, árboles, hierbas, flores, metales y piedras, y de los colores” relata:

  
   “50.- Los perros de esta tierra tienen cuatro nombres: llámanse chichi, itzcuintli, xochiocóyotl y tetlamin y también teúitzotl. Son de diversos colores, hay unos negros, otros blancos, otros cenicientos, otros buros, otros castaños oscuros, otros morenos, otros pardos y otros manchados.

51.- Hay algunos de ellos grandes, otros medianos; algunos hay de pelo lezne, otros de pelo largo; tienen largos hocicos, los dientes agudos y grandes, las orejas cóncavas y pelosas, cabeza grande, son corpulentos, tienen uñas agudas; son mansos y domésticos, acompañan y siguen a su amo o dueño; son regocijados, menean la cola en señal de paz, gruñen y ladran; bajan las orejas hacia el pescuezo en señal de amor, comen pan y mazorcas de maíz verdes, y carne cruda y cocida, comen cuerpos muertos, comen carnes corruptas.

52.- Criaban en estas tierras unos perros sin pelo ninguno, lampiños, y si algunos pelos tenían eran muy pocos. Otros perrillos criaban que llamaban xoloitzcuintli, que ningún pelo tenían, y de noche abrigábanlos con mantas para dormir; estos perros no nacen así, sino de pequeños los untan con resina, que se llama óxitl, y con esto se les cae el pelo quedando el cuerpo muy liso. Otros dicen que nacen sin pelo en los pueblos que se llaman Teotlixco y Toztlan. Hay otros perros que se llaman tlalchichi, bajuelos y redondillos, que son muy buenos de comer.”(Sahagún, 1992: 628)

     El original de este escrito de Sahagún es conocido como Códice Florentino y se trata de un texto bilingüe en castellano y náhuatl, profusamente ilustrado. La obra tiene un carácter recopilatorio a partir de informantes nahuas y fue desarrollándose durante varias décadas. La investigación se inició en Tlatelolco en 1547, continuó en Tepepulco entre 1558 y 1561, de nuevo en Tlatelolco hasta 1565 y se terminó en 1577 en la Ciudad de México (Barbero, 1999:78-79).  

     En cuanto a los perros desnudos, las premisas corresponden a más de un criterio. Por un lado se asume que la desnudez de los xoloitzcuintli es artificial y por otro lado se afirma que es natural y los animales se críaban en zonas determinadas. En cualquier caso, queda clara la diversidad cromática y de pelaje presente entre los perros locales antiguos, su carácter amigable y la existencia de los perros sin pelo. En cuanto a los lugares donde se criaban éstos últimos, el toponímico Teotlixco ha sido relacionado con el área poblana de Cholula o bien con la cultura tolteca. (De Durand-Forest, 1974) mientras Toztlan tal y como aparece en la Matrícula de Tributos, podría referirse a la zona de los Tuxtla, Veracruz.

     También cabe mencionar que se describe la dieta de los perros en general, la cual se basa tanto en materia vegetal como en carne. Por lo tanto la idea de que el xoloitzcuintle o cualquier otro perro mesaomericano fuesen vegetarianos carece de sustento. Como todo perro, consumían una diversidad de alimentos. Algo sumamente importante es que Sahagún recopiló información sobre diversos temas y por lo tanto no siempre ahonda en los detalles finos. Ciertamente queda claro que al perro sin pelo se le denominaba xoloitzcuintli mientras otros perros recibían nombres diversos. Esta distinción no implica que se trate necesariamente de poblaciones separadas. En la actualidad sabemos que los perros pelones mesoamericanos nacen acompañados de perros con pelo en las camadas, detalle que probablemente no fue considerado en la interpretación de Sahagún. En cambio, ahora sabemos que la oposición con pelo/sin pelo forman un conjunto dual indisoluble.

     Por otro lado, en el Apéndice del Tercer Libro, Sahagún explica que de acuerdo al modo de morir, las almas de los muertos tenían distintos destinos. Los que morían de enfermedad iban al Inframundo, quienes perecían por causas relacionadas con el rayo, al agua o ciertas enfermedades (leprosos, bubosos, sarnosos, gotosos e hidrópicos) se dirigían al Tlalocan y finalmente aquellos que fenecían por causas relacionados con el fuego o la guerra, tenían como destino final el Sol. Dada su visión católica, Sahagún interpretó estos sitios como el Infierno, el Paraíso Terrenal y el Cielo respectivamente. De hecho al señor del Inframundo lo identifica erróneamente como un diablo, lo cual también se debe a la idea colonial de que los “falsos” dioses nativos eran formas demoníacas. El viaje al Inframundo  implicaba superar una serie de obstáculos y el perro tenía un papel primordial en este caso:

“18.- Y más, hacían al difunto llevar consigo un perrito de pelo bermejo, y al pescuezo le ponían hilo flojo de algodón; decían que los difuntos nadaban encima del perrillo cuando pasaban un río del Infierno que se nombra Chiconahuapan;

19.- y llegando los difuntos ante el diablo que se dice Mictlantecutli ofrecíanle y presentábanle los papeles que llevaban y manojos de teas y cañas de perfumes, e hilo flojo de algodón y otro hilo colorado, y una manta y un maxtli y las naguas y camisas y todo hato de mujer difunta que dejaba en el mundo todo lo tenían envuelto desde que se moría.

20.- A los ochenta días lo quemaban, y lo mismo hacían al cabo del año, y a los dos años, y a los tres años, y a los cuatro años; entonces se acababan y cumplían las obsequias, según tenían costumbre, porque decían que todas las ofrendas  que hacían por los difuntos en este mundo, iban delante el diablo que se decía Mictlantecutli;

21.- y después de pasados cuatro años el difunto se sale y se va a los nueve infiernos, donde está y pasa un río muy ancho y allí viven y andan perros en la ribera  del río por donde pasan los difuntos nadando, encima de los perritos.
22.- Dicen que el difunto que llega a la ribera del río arriba dicho, luego mira al perro (y) si conoce a su amo luego se echa nadando al río, hacia la otra parte donde está su amo, y le pasa a cuestas.

23.- Por esta causa los naturales solían tener y criar los perritos, para este efecto; y más decían, que los perros de pelo blanco y negro no podían nadar y pasar el río, porque dizque decía el perro de pelo blanco: yo me lavé; y el perro de pelo negro decía: yo me he manchado de color prieto, y por eso no puedo pasaros. Solamente el perro de pelo bermejo podía bien pasar a cuestas a los difuntos, y así en este lugar del infierno que se llama Chiconaumictlan, se acababan y fenecían los difuntos.

24:- Y más dicen que después de haber amortajado al difunto con los dichos aparejos de papeles y otras cosas, luego mataban al perro del difunto, y entrambos los llevaban a un lugar donde había de ser quemado con el perro juntamente.” (Sahagún, 1992: 206-207)
   

 Sin duda el pasaje anterior es uno de los más aludidos en el imaginario colectivo contemporáneo, ya que parte del argumento en torno al xoloitzcuintle se relaciona con este paso por el río del Inframundo o Mictlan. No obstante, la fuente colonial claramente menciona que los perros que cumplían esta función eran los perros con pelaje y no los perros desnudos. Debido a un deseo colectivo de enfatizar al xoloitzcuintle como un ente que representa la supervivencia del mundo prehispánico, múltiples propiedades o atributos de los perros mesoamericanos en general se fueron asignando exclusivamente al perro pelón. En el presente resulta necesaria una reformulación de todos estos conceptos. Parte del proceso es la reivindicación del xoloitzcuintle con pelo y su revaloración social. Esto incluye en última instancia la preservación de la gama cromática de la raza porque los colores mencionados en las fuentes y representados en los códices forman parte del sistema simbólico antiguo. 

     Por último cabe mencionar que si bien esta fuente colonial es de mayúscula importancia, algunos detalles deben contrastarse con otras y con la información arqueológica. Por ejemplo, en este texto se especifica un nombre para el perro comestible, no obstante los vestigios arqueológicos indican que el consumo era más extendida y menos selectivo.

Referencias:

Barbero Richart, Manuel C. 
1999. Iconografía animal: la representación animal en libros europeos de los siglos XVI y XVII, Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha

De Durand-Forest, Jacqueline.
1974. Los grupos chalcas y sus divinidades según Chimalpahin, Estudios de cultura Náhuatl, no 11, p. 148.

Sahagún, Bernardino de.
1992. Historia General de las Cosas de Nueva España, Editorial Porrúa, Colección “Sepan Cuántos…” México.

EL COLOR DE LOS PERROS MESOAMERICANOS.

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FUENTES HISTÓRICAS.

Por: Marco Antonio Hernández Escampa-Abarca

          Las fuentes históricas brindan información para aproximarse al color de los perros mesoamericanos. Resulta razonable proponer que el xoloitzcuintle (con pelo y sin pelo) como subconjunto poblacional pudo compartir, en gran parte o en su totalidad, la paleta cromática del resto de los perros de la región. La iconografía prehispánica muestra que los perros fueron representados en los códices mostrando una gama de colores que incluye el blanco, el rojo, el amarillo, el negro y sobre todo el perro blanco con manchas negras.  De hecho, se ha llegado a afirmar que para efectos simbólicos, el perro era el animal manchado por excelencia, tanto en el Altiplano como en el área Maya. Entre los mayas, el signo “Oc” (perro) simplemente consiste en un esbozo de orejas y una mancha. Tales manchas en algunos casos poseen significados celestes (Seler, 2008: 40-63):


“Debido a su importancia práctica, ritual y mitológica, en los manuscritos con frecuencia encontramos representado al perro. En los códices mexicanos el perro generalmente está pintado de blanco con grandes manchas negras. También aparece solamente de blanco…asimismo solo de negro. En la mayoría de los casos está presente una gran mancha negra en la zona alrededor del ojo. [Otras veces las figuras] están en amarillo o bermellón [o] completamente en rojo….En el códice Nutall la mancha negra sobre el ojo a veces lleva manchas blancas circulares sobre el fondo negro. En este caso se trata del cicitlallo, o pintura del cielo estrellado, el símbolo del cielo estrellado o de la noche.”(Seler,2008: 42)


     Las primeras referencias europeas sobre los perros americanos son simples menciones acerca de los perros caribeños. Estos perros fueron trasladados a las islas provenientes del continente y de ahí su representatividad.


      En el segundo viaje de Colón se embarcó el Doctor Diego Álvarez Chanca, sevillano, quien  a finales de 1493 o inicios de 1494 escribió desde La Española  una carta-relación dirigida al Cabildo de Sevilla. De este autor se conoce el siguiente pasaje referente a la llegada a Haití tras haber explorado otras islas incluyendo Puerto Rico:


     “Es tierra muy singular, donde hay infinitos ríos grandes e sierras grandes e grandes valles rasos, grandes montañas; sospecho que nunca se secan las yerbas en todo el año. Non creo que hay invierno ninguno en esta nin en las otras porque por Navidad se fallan muchos nidos de aves, dellas con pájaros e dellas con huevos. En ella ni en las otras nunca se ha visto animal de cuatro pies, salvo algunos perros de todos colores, como en nuestra patria, la hechura como unos gosques grandes; de animales salvajes, no hay…”  (Álvarez Chanca, 1973:51)


     Este testimonio posee gran relevancia porque posiblemente se trate de la primera nota sobre el color de los perros americanos, en un momento en el que cualquier influencia de perros introducidos desde Europa aún resulta despreciable. Si bien no contiene un listado explícito, queda patente una diversidad cromática comparable a la del Viejo Mundo. Lo dicho sustenta la premisa de que varios, sino es que todos, los colores del manto canino estaban presentes en América desde tiempos muy remotos. 


    Posteriormente, en el libro titulado “Primer Viaje de Felipe el Hermoso a España en 1501”, publicado por primera vez en 1876 (Zalama, 2006),  Antonio de Lalaing, relata  que le enseñaron como curiosidades de las Indias Occidentales, a Juana de Castilla y Felipe I, el Hermoso:


“… dos cosas muy nuevas, la una fue un perro completamente negro que no tenía ningún pelo y alargaba su hocico según la forma de una negra; la otra un papagayo verde…”(Lalaing, 1952, en Weiss, 1970).


     Como es ampliamente conocido, el tercer viaje de Colón (1498-1500) también incluyó contacto con las costas del norte de América del Sur (Venezuela). No sería sino hasta el cuarto viaje (1502-1503) que se tocaría la costa caribeña de Centroamérica, pero nunca las costas de México De acuerdo a las fechas consideradas, este primer perro negro y pelón en Europa debió arribar  a España procedente sea de las Antillas o bien de América del Sur.


     Años después, Fray Bernardino de Sahagún en su obra titulada Historia General de las Cosas de la Nueva España (1547-1577), en el Libro Undécimo titulado “De las propiedades de los animales, aves, peces, árboles, hierbas, flores, metales y piedras, y de los colores” relata:


     “50.- Los perros de esta tierra tienen cuatro nombres: llámanse chichi, itzcuintli, xochiocóyotl y tetlamin y también teúitzotl. Son de diversos colores, hay unos negros, otros blancos, otros cenicientos, otros buros, otros castaños oscuros, otros morenos, otros pardos y otros manchados. (Sahagún, 1992:628 )


Nuevamente se insiste en pelajes de diversos colores en toda la gama posible desde el negro hasta el blanco, incluidos los perros manchados. Además las ilustraciones muestran perros diversos incluido uno interpretado como “golondrino  (Blank, 2006)

 A continuación, en el Apéndice del Tercer Libro, Sahagún relata el mito del cruce del río en el Inframundo y de nuevo se mencionan algunos colores de pelaje, ya que contrariamente a la versión popular, son perros con pelo los implicados en este pasaje: 


23.- Por esta causa los naturales solían tener y criar los perritos, para este efecto; y más decían, que los perros de pelo blanco y negro no podían nadar y pasar el río, porque dizque decía el perro de pelo blanco: yo me lavé; y el perro de pelo negro decía: yo me he manchado de color prieto, y por eso no puedo pasaros. Solamente el perro de pelo bermejo podía bien pasar a cuestas a los difuntos, y así en este lugar del infierno que se llama Chiconaumictlan, se acababan y fenecían los difuntos. (Sahagún, 1992: 206-207)

    
     Por su parte, Francisco Hernández de Toledo en su calidad de “protomédico  general de nuestras Indias, islas y tierra firme del mar Océano”  desembarcó en Veracruz en 1571 y realizó trabajo de campo hasta 1574, con la finalidad de estudiar la flora nativa y sus usos medicinales, así como la fauna. En su Historia natural de Nueva España se toca el tema de los perros y menciona el color para formas caninas:


     “…El primero, llamado Xoloitzcuintli, supera a los otros en tamaño, que es por lo general de más de tres codos, y tiene la peculiaridad de no estar cubierto de pelo, sino de una piel suave y lisa  manchada de leonado y azul. El segundo es parecido a los perros malteses, manchado de blanco, negro y leonado, pero giboso, con cierta curiosa y graciosa deformidad, y con la cabeza como saliéndole de los hombros mismos; suelen llamarle mechoacanense por la región donde nace.(Hernández,1999: 152-153)


     Por lo tanto, el texto hace referencia a los perros desnudos manchados en dos colores y se describe claramente un perro con tres colores en su pelaje. Ya en el siglo XVIII y basándose en Hernández, el jesuita Francisco Saverio Clavigero (Clavigero, 1826:33-43) expone una serie de cuadrúpedos varios entre los que se menciona al Joloitzcuintli y otros “perros”, nuevamente tricolores:


“…El primero [itzcuintepotzotli], cuyo nombre significa, perro jorobado, era del tamaño de un perro maltés, y tenía la piel manchada de blanco, leonado y negro. La cabeza era pequeña, con respecto al cuerpo, y parecía unida íntimamente a este, por ser el pescuezo grueso, y corto. Tenia la mirada suave, las orejas bajas, la nariz con una prominencia considerable enmedio, y la cola tan pequeña que apenas le llegaba a media pierna : pero lo mas singular en él, era una joroba que le cogía desde el cuello hasta el cuarto trasero. El pais en que mas abundaba este cuadrúpedo era el reino de Michuacan, donde se llamaba ahora…El Joloitzcuintli, es mayor que los dos precedentes, pues en algunos individuos el cuerpo tiene mas de cuatro pies de largo. Tiene las orejas derechas, el cuello grueso, y la cola larga. Lo mas singular de este animal es estar enteramente privado de pelo ; pues solo tiene sobre el hocico algunas cerdas largas, y retorcidas. Todo su cuerpo está cubierto de una piel lisa, blanda, de color de ceniza, pero manchada en parte de negro y leonado…”(Clavigero, 1826: 40-41)


     También durante el siglo XVIII, en su famosa obra Systema Naturae Carlos Linneo sentó las bases para una taxonomía científica moderna utilizando el sistema binomial. En la duodécima edición de esta obra, se incluye la descripción del Canis mexicanus que abarca el término Xoloitzcuintli y se describe en latín a esta “especie”  como: “Corpus cinereum fascis fuscis. Maculae fulvae in fronte collo, pectore, ventre, cauda”, es decir con: Cuerpogris marrón, compacto.Manchas decolor amarilloenlafrente,el cuellopecho, vientre y cola. (Linné, 1776:56-60). Cabe mencionar que esta denominación ahora resulta obsoleta y el xoloitzcuintle actualmente se clasifica como una raza más dentro de la especie Canis lupus familiaris, es decir, el perro doméstico.


     Como conclusión es posible afirmar que los perros mesoamericanos históricamente han presentado una gama muy amplia de colores que incluye colores sólidos así como manchados en dos y hasta tres colores, tanto en pelaje como en piel. Los perros manchados además de haber sido representados y mencionados en diversas épocas tienen significado cultural, en especial por el énfasis registrado en los códices. Lo mismo puede decirse de los perros negros, rojos y blancos mencionados en los mitos, ya que estos colores se relacionan con los rumbos en la cosmovisión antigua. Si bien a partir del siglo XVI las poblaciones caninas mesoamericanas se han enriquecido genéticamente con aportaciones de otros continentes, la diversidad cromática les es inherente y no es necesario recurrir a dichas fuentes externas para explicar su variabilidad genética.

EL PINTOR DIEGO RIVERA Y LOS XOLOITZCUINTLES.

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Por: Raymundo Flores Melo.

Fotografías, murales, acuarelas, obras de caballete y litografías constatan la inclinación que Diego Rivera tenía por el xoloitzcuintle. En varias imágenes lo podemos ver posando orgulloso con uno o dos ejemplares de estos perros mexicanos.

Entre las fotos destaca la que sirvió como portada de uno de los primeros libros sobre xoloitzcuintles: El xoloitzcuintle en la historia de México, editado por el Museo Dolores Olmedo Patiño en el año de 1997, salida de la lente de Guillermo Zamora. En ella se aprecia al muralista con dos xolos, uno en cada brazo. La particularidad de la imagen está en los collares de los perros, realizados con cuentas de piedra verde, posiblemente jade, que le dan un toque distintivo. O bien aquella, tomada de los archivos del Museo Frida Kahlo[1], donde el maestro Rivera, sentado en los escalones de la pirámide de la Casa Azul, ve apacible a la cámara, teniendo al lado a un joven xoloitzcuintle.

Sin embargo, la que llama la atención es una, también de Guillermo Zamora, donde el pintor esta ataviado a la manera andina con gorro y poncho, portando en sus brazos a un xoloitzcuintle.

Existen otras imágenes del muralista con xoloitzcuintles, como las tomadas en la Casa Azul. En una lo vemos tendido en una banca del jardín, posando para la foto con dos perros a sus pies, de los cuales, uno es xoloitzcuintle. En otra está parado frente a una de las paredes de la casa de Coyoacán, entre dos piezas de origen prehispánico, mientras le regala una dulce mirada al xolo que tiene en brazos. Por último la foto donde, ya con más edad y sentado en una silla, sobre una de sus piernas mantiene un perro xoloitzcuintle sedente.

También están aquellas, que con cara sonriente, lentes y sombrero, teniendo como fondo el Anahuacalli, sostiene un xolo con copete blanco. De este último lugar es una fotografía – propiedad del artista -  donde dos trabajadores, del ahora museo, sujetan cuatro xoloitzcuintles. De igual manera esta aquella en la tiene sobre su pecho a un xoloitzcuintle macho con patas manchadas. 

Al xoloitzcuintle, dentro de la obra de Rivera, lo encontramos en algunos murales de la Secretaría de Educación Pública,  cuyas paredes fueron abiertas a varios artistas plásticos por mediación de José Vasconcelos, bajo el gobierno del general Álvaro Obregón. De esta manera encontramos en el llamado Patio de Fiestas: La Lluvia y La Noche de los pobres, ambos fechados en 1926. En el primero de ellos está un niño hincado, con camisa blanca y overol azul, comiendo un taco, mirado atentamente por un pequeño xoloitzcuintle. En el segundo mural, tenemos al xolo enroscado en el suelo junto a tres miembros  de una familia dormida.

De ese mismo año es El Agitador, pintado en la Universidad Autónoma de Chapingo. Aquí tenemos un perro con rala pilosidad y cola peluda, en estado de alerta, ante la asamblea de campesinos y obreros.

De 1932 es la litografía El niño del taco, donde se recrea un fragmento del mural La Lluvia, observándose al niño y al xoloitzcuintle, ahora como personajes principales de la obra. La litografía pertenece a la Colección del Museo Dolores Olmedo Patiño.

Ya en los años cuarenta empieza a trabajar, en Palacio Nacional, los murales dedicados a las culturas prehispánicas. De este periodo son El Mercado de Tlatelolco (1944-1945) y La cultura purépecha o tarasca de Michoacán (1945).  En el primer mural se recrean la organización y variedad de productos que se podían encontrar en Tlatelolco – entre ellos los perros xoloitzcuintles –, así tenemos a un xoloitzcuintle que es ofrecido como mercancía. En el segundo mural, al fondo sobre unas escaleras, están tres xolos en distintas posiciones: sentado, echado y enroscado.  

Después encontramos el mural titulado Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1947-1948), donde se observa a un xoloitzcuintle que se enfrenta a un policía que impide que una familia de campesinos indígenas se mezcle con los ciudadanos ricos del país.

Es posible que de una visita a uno de los mercados del México rural haya salido la acuarela llamada Mercado de Petates (1950), en la que se aprecian a los compradores y vendedoras de esteras siendo observados desde el ángulo inferior derecho por un pequeño xolo.

Ya en un 1950, Diego Rivera vuelve Palacio Nacional para terminar su trabajo dedicada a las culturas del México prehispánico. De este periodo son: La civilización Totonaca (1950), Las industrias del maguey y del amate (1951) y El desembarco de los españoles en Veracruz (1951). En el primero de los tres murales arriba mencionados, vemos a un xoloitzcuintle en primer plano, acompañando a un personaje ataviado a la manera teotihuacana que parece encabezar o dirigir un contingente. En el segundo se hacen presentes un par de xolos que beben agua de manera apacible en un arroyo donde son lavados los textiles. En el tercero está representado un fiero y pequeño xoloitzcuintle que hace frente a un perro llegado con los conquistadores españoles.

De 1955 es un pequeño oleo titulado Niño con rehilete donde, frente al infante que hace girar el juguete, se representa un regordete xolo que parece mirarle.

Las dos últimas obras de Rivera dedicadas al xoloitzcuintle están relacionas con la señora Dolores Olmedo, ya que fueron realizadas en dos de sus propiedades. La primera es el mural llamado La casa del viento (1956) en Acapulco, Guerrero. En él se puede apreciar a la dualidad Quetzalcóatl – Xólotl en una composición multicolor de azulejos, conchas y piedras. Quetzalcóatl es representado como una serpiente emplumada y Xólotl como un perro de color oscuro.

La segunda obra, realizada para un espejo de agua, recibe el nombre de El espejo dela Estrella (1957), en ella se utilizó mosaico vítreo, mármoles y ónix. Se encuentra en lo que fue Quinta Ofelia, propiedad de Maximino Ávila Camacho, misma que después es vendida  a Dolores Olmedo. En la actualidad es el parque El Batán, en la Ciudad de México. Es la última obra del artista donde se observa a un probable perro xoloitzcuintle portando un collar.

Variada es la obra de Diego Rivera donde representa al xoloitzcuintle y lo vuelve, con el paso del tiempo, un símbolo de la cultura nacional.

Marzo de 2014.
itzcuintli.blogspot.com


[1] Mejor conocido como la Casa Azul de Coyoacán.

Para ver las fotos las obras de Diego Rivera con xoloitzcuintles: Pulse aquí.

Para ver las fotos de Diego Rivera con xoloitzcuintles: Pulse aquí.

TENGO CORAZÓN XOLERO.

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Por: Raymundo Flores Melo.

La palabra xolo es apócope de xoloitzcuintle y sirve para referirse de manera cariñosa a estos  perros. Como el mexicanos es dado al uso de diminutivos, se emplean de manera cotidiana las expresiones xolito o xolita para hablar de los cachorros de una camada o del perro consentido de la familia.

La compenetración de las personas con esta raza a llegado al grado de que, los criadores, poseedores y admiradores del xoloitzcuintle, se han denominado xoleros. A los xoleros los une el gusto por este tipo de perros, cuyo origen se remonta al pasado prehispánico de nuestro país. Hoy día pueden encontrarse xoleros en diversas partes del mundo como La Federación Rusa, Italia, Francia y los Estados Unidos de América, por mencionar algunos ejemplos.

De las palabras que hacen alusión al xolo, han surgido, debido al ingenio de varios mexicanos una serie de frases donde el xoloitzcuintle juega un importante papel.

Se han modificado refranes populares, frases célebres, letras de canciones para dar lugar a una serie de expresiones que se aúnan a sentencias que hablan sobre la convivencia con estos ejemplares o reflejan el cariño que se les tiene. También están aquellas que tratan de reivindicar la dualidad y el valor de los xolos con pelo.

Todo ello ha dado como resultado, en el grupo XOLODual de Facebook, varias frases pequeñas en torno al xoloitzcuintle, mismas que irán aumentando a lo largo del tiempo gracias a la colaboración de la comunidad xolera. A continuación unos ejemplos:

Xolo sé que no sé nada.

I love xoloitzcuintle (Yo te quiero xoloitzcuintle).

Más vale xolo que mal acompañado.

El respeto al xolo ajeno es la paz.

Xolito y sin compromiso.

Xoleros de mundo uníos.

Xolitos tu y yo, piénsalo.

Xolito pero contento.

Xolito, Xolito, Xolito mío. Pedazo de cielo que Dios me dio.

Todos los colores son xolo.

Xolito con pelo, xolo pelón, yo los quiero con todo el corazón.

Tanto vale, vale tanto, xolo peludo como desnudo.

Pelón o peludo. ¡Xoloitzcuintle soy!

Perro pelón, xolo peludo, eres del Balsas, te lo aseguro.

Amor puro sin igual, sólo con la raza dual.

Xolitos venimos. Xolos nos vamos.

¡Xolo contigo!
Tener un xolo es un tesoro.

¡Xolo pa' ti!

No es moda, el xolo es cultura.

Xolito puedo.

¡Xolo por hoy!

Xolito y mi alma.

Yo soy xolero.

Xolo nosotros.

Xolo yo.

Xolito en casa.

El xolo es cultura.

Xolo tu puedes.

Xolo tu, xolo yo, xolitos los dos.

Xolo tengo amor.

Xolo es amor.

Un xolo, dos xolos, tres xolos... Ser xolero es una adicción.

Nunca estamos xolos con un xolo.

Xolo... Un amigo fiel.

Con X de xolo.

Xolo tu sabes muy bien quien soy.

Xolo quiero verte contento.

Después de tener un xolo, uno no vuelve a ser el mismo.

Xolo él y yo

Ando xoleando.

Los xolos: Aquellos perros que van desnudos por la vida.

Xoloitzcuintle: Patrimonio cultural de todos los mexicanos.

E incluso se hizo un pequeña adivinanza:

De Tijuana no es,
del Balsas quizá...
Con y si peló es.
Encarna la dualidad.

Saludos xoleros, como dijera, nuestra amiga, Rosario Cabrera Vera.

¡VAYA INAUGURACIÓN PARA UNA PENSIÓN DE PERROS!

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LOS PRIMEROS XOLOITZCUINTLES EN LA CIUDAD DE MÉXICO. 

Hace unos días tuve en mis manos el libro El Maravilloso Mundo de la Clínica Veterinaria de la Dra. Irene Joyce Blank Hamer, en su capítulo V que titula “Se inaugura la pensión”, narra con emoción un pasaje en donde por un lado se siente muy contenta porque la construcción de las instalaciones de su pensión se terminaron y como sus primeros pensionados fueron los xoloitzcuintles que Norman P. Wright trajo de la región del Balsas, es un pasaje poco conocido en la historia de la raza Xoloitzcuintle y me permito transcribir algunas líneas:

“… Se oyó el timbre, los perros fueron a ladrar y apareció Jacinta, la cocinera, para informarme que un señor quería verme. Así fui a la puerta del enorme y maravilloso zaguán (cuatro veces centenario) y al abrir me encontré con un hombre obviamente extranjero tan alto que tuvo que inclinar la cabeza para entrar, lo que nunca antes ni después aconteció. Sin más, me pidió ver la pensión, la examinó cuidadosamente y me dijo “Sí, está bien, la quiero reservar toda para mi exclusivo uso” y diciendo esto saca su cartera y me entrega un fajo de billetes; “Es para reservarla, después hacemos cuentas”, salió por el zaguán y de despedida me dijo: “Vos a llenarla con perros Xoloitzcuintli el domingo, que voy a cazar en Guerrero”, sin más se subió a un coche y desapareció, dejándome con la idea que quizá el episodio era un sueño y pronto despertaría.

Llegó el domingo y pasaron las horas sin tener noticias del misterioso sr. Wright; no sabía donde localizarlo y pensé que quizá estaba loco y que tenía que regresarle el dinero. Su acento era de un caballero inglés, al igual que su pelo castaño, además su saco que los ingleses siempre reforzaban de los codos con piel, por lo que más tranquila por el análisis que había hecho, pensé en hablar a la embajada de la Gran Bretaña al día siguiente e informarles lo que había pasado.

Me sacaron de mis pensamientos el timbre y los perros que ladraban. Pasaban de las once de la noche y Jacinta ya se había retirado. Fui a la puerta y ahí estaba el sr. Wright acompañado de un chofer que se bajó de un pick up y un jeep ¡llenos de xoloitzcuintlis!

De inmediato el sr. Wright le indicó al chofer que le ayudara a bajar los perros e introducirlos en la pensión. El chofer obedeció mientras el caballero inglés seleccionaba que perros iban a estar en que perrera; una hora después, todos los “xolos” ya estaban en sus respectivas perreras, y concluido esto me dijo que estarían conmigo hasta que estuvieran saludables y los pudiera regalar a gente que amaba la raza.

Estuvieron varios meses conmigo antes de estar saludable, bellos y amigables, ya que al llegar estaban cubiertos de garrapatas (el que menos tenía eran 80), en estado avanzado desnutrición severa, con la piel seca, sin brillo, de aspecto sin vida. Pero una vez que estaban como perros de exposición se los llevó para regalarlos.

En esos meses, los había desparasitado, vacunado y a base de ponerles aceite en la piel ya sin garrapatas y con una muy buena y adecuada nutrición, había logrado que su piel estuviera con vida y suave al tacto.

El benefactor de los “xolos” era un antropólogo famoso que había escrito un maravilloso libro “El enigma del Xoloitzcuintli” en que prueba que el “xolo” es nativo de México y no traído de China a los puertos de Acapulco y Mazatlán como afirmaban científicos mexicanos y hasta la entonces Asociación Canina Mexicana, confirmaba había visto y estudiado a los perros pelones en Cuba, Perú, Argentina, y en África, en el Congo y Etiopía.

Los perros pelones o Canis africanus eran su especialidad y hasta su obsesión, por lo que fue llamado por el Instituto de Antropología a ayudar a su estudio. Los perros de pensión traídos del estado de Guerrero, precisamente de Arcelia, Poliutla, Teloloapan e Iguala fueron regalados a personas que vivían en Las Lomas y Teotihuacán, A varios de ellos los vi después ya como pacientes míos.

Mi primer contacto con un Xoloitzcuintli, fue en una exposición de perros en Puebla, tenía yo diez años y al ver y tocar la piel del único ejemplar de la exposición, horrorizada le dije a mi madre: “me siento enferma, nunca pensé ver un perro tan feo como ese perro sin pelo”.

Recibí una regañada “no te sientas tan mexicana hasta que leas, conozcas y admires al Xoloitzcuintli, es una parte importante de la historia de México”. Trece años después lloré cuando mis xolos salieron de la pensión.

Le agradezco a Norman Wright el privilegio de haber tenido contacto tan cercano a nuestra raza mexicana. El sr. Wright años después se fue a Australia a estudiar los animales de aquella región y allá murió”.

¡Vaya inauguración para una pensión de perros!

Párrafo introductorio y transcripción: Fco. Alberto Campos Montes.

NOTAS SOBRE LA CRIANZA SELECTIVA DEL XOLOITZCUINTLE.

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Por: Marco Antonio Hernández Escampa-Abarca.

En realidad, toda crianza o cultivo es selectivo desde el momento en que el ser humano elige qué individuos de una especie se reproducirán con algún fin. Todas las plantas y animales domésticos están sujetos a este proceso[1]

Los humanos criamos o cultivamos seres vivos con una meta fija y se van seleccionando las características deseables. Es importante establecer que más que "correctas o incorrectas" se debería hablar de "deseables o no deseables" ya que en realidad dependen del fin buscado. Por ejemplo entre las vacas, según el caso, se preferirá criar a las que producen más leche o bien a las que sean más masivas y produzcan mayor cantidad de carne. Una característica no es mejor que la otra, sino que será más o menos deseable según deseemos lácteos o cárnicos.

El proceso de selección actualmente se realiza con técnicas sofisticadas siguiendo preceptos científicos. De hecho, la zootecnia consiste justamente en optimizar el desarrollo de las poblaciones animales domésticas, mientras que la agronomía y la horticultura se encargan de los vegetales. Pero en el pasado se hicieron grandes selecciones siguiendo métodos empíricos. El maíz comenzó siendo un pasto poco productivo y ahora, tras siglos de selección, cada planta produce cientos y cientos de granos cada una.

Muchos aficionados al xoloitzcuintle y a los perros en general no se conciben como criadores selectivos cuando reproducen a sus perros. Sin embargo lo son puesto que el simple hecho de escoger a la pareja implica que deseamos obtener características dadas. Así sea de manera empírica, siempre hay una selección, que puede ser tan simple como decir: cruzo a mi xolo con otro xolo porque quiero tener más xolos (eso ya es una meta deseable), lo cual no sucedería si cruzamos con un perro que no sea xoloitzcuintle, ya que entonces se obtienen mestizos (meta indeseable). 

En realidad cuando la gente busca pareja para sus perros se fija en muchísimas características a la vez: “Escogí a este porque me gustó tal o cual característica”, así sea “la carita”, “el carácter”, “el copete”, “el color” etcétera.

Desde una perspectiva más formal, la norma racial establece las características deseables y la meta es producir perros lo más cercano posible a dichas normas. Por lo tanto es importante leerlo y conocerlo para que todos podamos producir cachorros cada vez más deseables. Los grandes criadores es lo único que hacen: seguir las normas lo más posible. El documento denominado estándar o norma racial define las características ideales de dicha raza[2]

Estas normas las emiten las instituciones canófilas del país de origen de la raza, en este caso la Federación Canófila Mexicana (FCM), y se avalan por la Federación Cinológica Internacional (FCI). El estándar se emite o debería emitirse, tras un estudio profundo sobre la raza. Los criadores selectivos estudian el estándar y comparan las características de sus ejemplares con dicha norma. En cada camada, eligen aquellos ejemplares más próximos a dicho ideal escrito para reproducirlos y de esta manera obtener una siguiente generación, con la idea de apegarse cada vez más a la meta planteada. 

Las exposiciones caninas son concursos en los cuales se presentan los ejemplares producto de esta crianza selectiva y las evaluaciones o puntuaciones se relacionan con la proximidad de cada ejemplar a dicho estándar. Es decir que los perros con las características más deseables se transforman en campeones y esta certificación es la que justifica la reproducción en la siguiente generación. 

Además, un criador debe monitorear y conocer a detalle las enfermedadeshereditarias y llevar un registro de las mismas. Sólo los ejemplares sanos deben reproducirse.

De manera similar, es importante conocer las llamadas faltas eliminatorias. Estas son características que contradicen la esencia de una raza al extremo tal que es importante no incluirlas y tratar de evitarlas. La eliminación se refiere a la reproducción, no a la dignidad ni importancia de un perro dado. 

Un ejemplar con una falta descalificatoria no vale menos ni es menos importante en términos sociales o afectivos, pero sí es altamente recomendable no repetir su herencia en futuras generaciones. Faltas descalificatorias incluyen orejas caídas, mordida incorrecta, entre muchas más. 

El anterior es un punto delicado porque el afecto que une a los perros con las personas es muy fuerte. Si alguien tiene un perro con una falta eliminatoria, la persona tiende a ignorarlo y protege más al perro e incluso argumenta a favor de su reproducción (o la realiza). Generalmente el argumento es el no estar interesado(a) en la canofilia. Cuando esto sucede, lo único que se obtiene es una alta incidencia de cachorros que de nuevo portan la falta descalificatoria y por lo tanto, lejos de ayudar a la raza, se disminuye la calidad promedio de la misma. 

Tal vez otros ejemplos pueda ilustrar mejor este punto. Si necesitamos caballos de carreras y de pronto entre ellos nace uno que no puede correr a alta velocidades por alguna característica, entonces ese potro puede ser un caballo muy bonito y tierno e incluso puede tener una vida feliz y ser útil en muchas tareas, pero no tiene caso seguir pensando en él como un velocista. Reproducirlo ya no producirá más caballos de carreras. 

Imagínense qué hubiera pasado si los ancestros hubieran dicho: estas plantas de maíz son muy lindas, no sé, por el color del grano, aunque dan pocas semillas. Plantémoslas en vez de preferir las que dan muchos granos.

El xoloitzcuintle se puede definir como un perro de tipo primitivo y tropical. A partir de esta concepción, las orejas erectas y el pelaje corto se constituyen en metas deseables, junto a muchas otras variables descritas en el estándar. En beneficio de la raza en su conjunto, resulta importante reflexionar acerca de la pertinencia de cada perro al momento de decidir su reproducción o limitarla. 

Existen muchos xoloitzcuintles típicos, registrados o no, suficientes para generar nuevas generaciones sin la necesidad de fortalecer características que no se consideran deseables en esta raza.



[1]Para mayor información, véase “El xoloitzcuintle y la norma racial” en Sobre etnozoología urbana: los colores del xoloitzcuintle, tesis doctoral de Marco Antonio Escampa-Abarca, la cual puede ser consultada en la siguiente liga: http://issuu.com/marhea62/docs/sobre_etnozoolog__a_urbana_los_colo

[2] El estándar puede ser consultado en: http://es.scribd.com/doc/220551819/234g05-es, así como en la página oficial de la FCI: http://www.fci.be/

ÁCAROS DE LA COSECHA: CAUSAS Y TRATAMIENTO.

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Por: Luis Tovar Schoener

Una de las causas frecuentes de dermatitis en los xoloitzcuintles (y en otros perros y en gatos, pero el xolo es particularmente sensible por no tener pelo protector) son los ácaros trombicúlidos. Se trata de una familia de ácaros (Trombiculidae) conocidos vulgarmente como ácaros de la cosecha, ácaros rojos o tlazahuate (del náhuatl tlalzáhuatl: "sarna de la tierra")[1].

¿Por qué tiene mi perro tanta comezón?
A partir de abril una gran cantidad de dueños de perros podría encontrar que su mascota tiene más comezón de lo habitual. Esto suele deberse a los ácaros de la cosecha, que son particularmente activos durante el cambio de temporada.

¿Qué es un ácaro de la cosecha?
En su etapa de larva de seis patas, se alimentan de animales de sangre caliente, pululando como una infestación. Son sólo un problema en esta etapa, pero pueden causar molestias considerables a su perro y pueden ser reconocidos como polvo rojo en el pelo de su perro.

¿Cómo causa comezón al perro?
La comezón por los ácaros de la cosecha se debe a la forma de alimentación de las larvas. Los ácaros inyectan una enzima digestiva en la piel del perro. Esta licua la piel de la que se alimentan los ácaros, y por lo general la alimentación dura unos 2-3 días antes de caer éstos al suelo, aumentando en 3-4 veces su tamaño.

¿De dónde provienen de los ácaros de la cosecha?
Por lo general en el follaje denso, como pasto largo, arbustos y plantas y son más activos durante el día, en condiciones secas y soleadas. Sin embargo por lo general están confinados en áreas pequeñas. Para evitar los ácaros es recomendable pasear a su perro por la mañana y permanecer fuera de la hierba alta.

¿Cuándo se detiene a mi perro picazón?
Suelen atacar a su perro en las partes en donde hay poco pelo y un mejor acceso a la piel. Si su perro está atacado de ácaros, la picazón suele comenzar unas horas después de la infestación, y se prolonga durante varias semanas aunque los ácaros desaparecen a los 2-3 días.

En unos pocos casos rascarse, frotarse y morder puede conducir a la pérdida de pelo o caspa. Si la piel se daña el perro también está en riesgo de infecciones bacterianas. El daño hecho por ácaros puede ser exacerbado por las reacciones alérgicas a los medicamentos usados contra el problema.

Soluciones:
Evitar las zonas infestadas (generalmente pasto largo), enjuagar bien las partes del perro que tocan el pasto.

Ponerles a los canes un repelente de insectos en las partes expuestas, y lavarlos regresando del paseo (a partir de abril y hasta el invierno).

Si se acude a estas zonas, lavarlos cuanto antes con agua y trapo, de las patas y pecho. Si comienzan (fueron picados) lo mismo lavarlos cuanto antes para quitar las larvas y luego usar una crema de corticosteroide local (baja concentración) para cortar la reacción.


 Nota: el texto original apareció en el grupo de FB: Xoloitzcuintle - science and medicine - ciencia y medicina.

¡QUÉ PASÓ! ¿Y DÓNDE ESTÁN LOS PELUDOS?

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Por: Raymundo Flores Melo.


Después de la especializa de xoloitzcuintle, celebrada el pasado sábado 26 de abril de 2014 en el campo del Ajusco de la Federación Canófila Mexicana (FCM), se transmitió un mensaje que lleva implícito un intento de descalificar el esfuerzo que algunos xoleros realizan a favor del xoloitzcuintle con pelo. ¿Dónde están los peludos? Fue la pregunta.

Efectivamente, la presencia de xolos con pelo en dicho evento fue poca, reducida a un par de ejemplares, Machete Francis Allys y Amarelo de Faisán, propiedad de Gabriel Mestre y Francisco Alberto Campos, respectivamente, sin embargo, se trasluce dolo en la formulación de la interrogante.

Cómo se atreven a preguntar por xoloitzcuintles peludos, si los últimos dos estándares y avisos oficiales imponen restricciones como el escribir en sus registros “no aptos para la reproducción”, o bien, la obligatoriedad de estudios de ADN cuando el criador presenta cachorros xoloitzcuintles con pelo. Cuando se reduce el color aceptado en el pelaje, dejando fuera patrones que han estado presentes en la crianza de la raza y han dado buenos resultados. Cuando se pide a los peludos varias generaciones para poder ser usados en reproducción. O bien, cuando se deja pasar largo tiempo para aprobar los nuevos parámetros que proporcionen las características deseables en la variedad con pelo, sembrando así incertidumbre en los interesados.

¿Se quiere que en cuatro meses los criadores mexicanos estén preparados para presentar ejemplares de buena calidad apegados al documento emitido por la FCI en enero de 2014?

Los xolos peludos están, una buena parte muertos por su falta de valor comercial, sacrificados por algunos sujetos faltos de ética; y, cuando bien les va, regalados, pululando por allí, anónimos sin el mismo reconocimiento que sus hermanos pelones y claro, sin registro. Los menos, en casa de personas y criadores que reconocen su valía como parte de la raza. De estos xoloitzcuintles con pelo pocos están inscritos ante la instancia correspondiente.

Para que exista una mayor presencia de xolos con pelo hace falta tiempo e inversión para el registro. Hace falta tiempo para que los criadores hagan la selección de ejemplares y estos puedan ajustarse a la los nuevos requerimientos, así mismo, es necesario un cambio de mentalidad en los encargados de regir los destinos de los canes mexicanos.

Es decir, la ausencia de xolos con pelo se debe a las limitaciones generadas por la propia FCM, no a falta de entusiasmo o compromiso por parte de los  criadores. Todavía deberá pasar algún tiempo para que se presenten en pistas xoloitzcuintles con pelo dentro del nuevo estándar, y en este sentido vuelve hacerse la misma pregunta. ¿Dónde están los peludos?: Descalificados sin sentido.

Mayo de 2014.

SITUACIÓN ACTUAL EN TORNO AL XOLOITZCUINTLE CON PELO.

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Por: Marco Antonio Hernández Escampa-Abarca

Como todos sabemos, si se cruza un xoloitzcuintle sin pelo con un perro distinto (mestizo o de otra raza), es probable que algunos cachorros resulten desnudos. Este tipo de intrusiones ha sucedido desde la época del Contacto y prosigue hasta nuestros días. Antes de proseguir, resulta relevante recalcar que las intrusiones no son la causa de la existencia del xolo con pelo, ya que éste siempre ha existido como  parte primigenia y complementaria de la raza dual.

Aunque el xoloitzcuintle moderno como conjunto se relaciona con las poblaciones prehispánicas, el fenotipo (aspecto) y genotipo (carga genética) se han transformado en el tiempo. Desde mediados del siglo XX se ha creado un registro canófilo a través del cual se conoce la genealogía de los xoloitzcuintles inscritos. No obstante, la mayoría de los xolos del país no se encuentran registrados, lo cual plantea una serie de dificultades a la hora de establecer con precisión los límites reales de esta raza. No basta con carecer de pelo para que un perro se constituya como un xoloitzcuintle sin pelo legítimo y además existen los xoloitzcuintles con pelo.

Existe el registro inicial, es decir que un perro que no tenga pelo puede ser presentado ante un inspector quien decidirá su incorporación al registro oficial. Esta opción no existe para un xoloitzcuintle con pelo. A partir de semejante acontecimiento, se comienza un linaje que poco a poco se irá estableciendo y haciendo constar en los libros de orígenes. Tal procedimiento resulta necesario para continuar con el registro de la raza y además todos los linajes comenzaron de esta manera. Sin embargo, el problema es que aunque estos perros sean fenotípicamente considerados xoloitzcuintles, es probable que algunos en realidad sean mestizos, incluso muy recientes o en alta proporción, aunque porten el gen de la alopecía.  Con la finalidad de compensar la situación, los xolos con registro inicial reciben un certificado conocido como certificado genealógico (papel color verde). Únicamente tras  transcurrir tres generaciones y completarse así el árbol genealógico, se emite el pedigree internacional (papel azul). Operativamente, ambos registros permiten que el perro acceda a los mismos derechos, aunque formalmente, la raza pura se logra hasta obtener el pedigree azul. En realidad, numéricamente, esto debería extenderse a seis generaciones, pero el proceso se ha reducido a tres generaciones como forma de fomento a la crianza tanto del xoloitzcuintle como del chihuahueño.
 
A menos que hablemos de conformaciones extremas como la del bulldog o de un galgo, la mayoría de los perros presentan una estructura moderada denominada mesomorfa. Esto quiere decir que si perros de diferentes razas de pronto perdieran el pelaje, lucirían razonablemente parecidos. Debido a esto, mientras se manejó la raza como desnuda y erróneamente se descartaron a los xolos con pelo de la crianza oficial y de la definición misma de la raza, el xoloitzcuintle mostró un aspecto público tolerablemente uniforme. El gran dilema comenzó cuando se concientizó acerca de la importancia del xolo con pelo y éste recuperó la visibilidad. Resulta que existen xolos con pelo largo, corto, ondulado, duro, de diversos colores etc. Ahora el proceso de imagen es al revés, perros desnudos de pronto se cubren con toda esta gama de pelajes y el resultado visual es que muestran una gran diversidad, que no es compatible con la definición de una raza establecida.

Lo anterior se debe al hecho de que uniformizar mediante crianza selectiva al perro desnudo pudo generar cierto consenso en estructura, proporciones, orejas (levantadas) y otros puntos, pero el pelaje era una variable oculta. Se pudo haber hecho esto por tres generaciones o por mil, de todas formas, sin control, el pelaje iba a resultar sumamente variable al ser examinado, dadas las circunstancias de la raza. Al mismo tiempo, hay que comprender que la variabilidad en parte es intrínseca a la raza porque hay evidencia razonable para argumentar una gran gama cromática en términos históricos. No obstante, otras cualidades del pelaje, como su largo y textura se pueden y deben restringir ya que únicamente el pelaje corto es compatible con el contexto tropical de la raza. Por otro lado, las orejas erectas son propias de los perros de tipo primitivo. Es decir que una manera adecuada para haber definido el manto del xolo con pelo pudo ser: corto y en todos los colores. 

Un conjunto de perros de la misma raza deben ser identificables a simple vista como tales. Es decir, la imagen juega un papel importante. Esta premisa y el conocimiento de las cruzas descontroladas realizadas por parte de muchas personas por razones diversas (descuido, desconocimiento, falta de conciencia, fines comerciales, intento de introducir características de otras razas como el tamaño, etc.), fundamentó una reacción muy dura a la hora de crear la actual norma en cuanto al xolo con pelo. Acertadamente se definió el pelaje como corto y se mantiene la idea de las orejas erectas, pero el color se transformó en un problema. Hay colores que ayudan a definir ciertas razas, por ejemplo el manchado del dálmata es emblemático. Otros colores, de manera similar aunque menos precisa, se relacionan visualmente con ciertas razas. Ciertamente, si se realizara la cruza hipotética entre un doberman y un xolo estándar, el doberman aportaría genética para que ocurriese el patrón negro y fuego. Sin embargo, este mismo color existió en América desde tiempos antiguos y entonces resulta ineficiente afirmar que un xolo con pelo dado, es de color negro y fuego por razones del mestizaje. Tan simple como que el color no es diagnóstico de pureza para el xoloitzcuintle debido a su riqueza cromática inherente.

Aún así, la decisión fue contundente y se partió de la imagen del xoloitzcuintle desnudo para generar el prototipo del xolo con pelo. De esta manera, los colores aceptados de manera oficial para el pelaje, son los mismos que pueden existir en la piel del xoloitzcuintle desnudo. Esto resulta inadecuado por dos razones. La primera y más evidente es que la piel y el pelaje obedecen a genes diferentes y por lo tanto no se expresan correlativamente. La segunda es que al hacer esto, se restringió a una amplia parte del pool genético de la raza sin necesidad real alguna. Paradójicamente, se permite pelaje vestigial de cualquier color en un xolo desnudo, implicando que seguirán apareciendo todos los colores portados, pero no visibles, cuando estos animales se reproduzcan. La consecuencia es un ciclo constante de producción y descarte de xoloitzcuintles con pelaje por razones del color.

En cuanto a la población no registrada, si bien existen linajes razonablemente manejados, la demanda de cachorros y el desconocimiento de los compradores han provocado un aumento en la oferta. La gente simplemente adquiere un perro sin pelo y lo considera como xoloitzcuintle, así de fácil. Desafortunadamente, esto muchas veces no es así, y por duro que sea, muchos supuestos xolos son simplemente perros mestizos que además heredaron el gen de la desnudez. Un claro ejemplo son los perritos muy pequeños, pero con cabeza de manzana, vendidos como  xoloitzcuintles miniatura, cuando en realidad son cruces con chihuahueño. Si se añade el hecho de que  frecuentemente las personas suelen desear la reproducción de sus compañeros caninos, cuando esto se realiza sin control, lo único que se genera es mayor dispersión. Por otro lado, con cierta guía, algunos de estos ejemplares muy alejados de la norma, podrían progresivamente producir descendencia cada vez mejor. Un caso dramático es cuando algunos de estos perros pelones pero con cargas genéticas intrusas extremas pasan la inspección y se incorporan al registro. El resultado es por ejemplo, el xolo de pelo demasiado largo. En un sentido, son xolos porque sus padres están registrados, pero  a la vez se alejan en demasía de la definición de la raza. En el mejor de los casos, son xolos muy atípicos que por esa misma causa no deberían perpetuarse. La única alternativa sería estabilizar una forma de pelo largo, lo cual hasta el momento no tiene fundamento teórico. Cabe mencionar la diferencia entre camadas y líneas completas portando esta característica respecto a un ejemplar aislado en un linaje de perros mayoritariamente de pelo corto. El segundo caso puede interpretarse como producto del azar genético mientras el primer caso denota una anomalía en el pool.

 Ante tantas dificultades, ha surgido incluso la propuesta genética para tratar de aportar en la “purificación” del xoloitzcuintle. Esta visión resulta sumamente radical ya que  consiste en establecer un patrón genético, tomando como referencia ADN antiguo obtenido de una muestra arqueológica. En la medida en que un perro moderno se acerque más al perfil genético establecido, será “más puro” o “más legítimo”.  Existen objeciones posibles y relevantes a esta propuesta. En primer lugar, la distancia entre la población prehispánica y la moderna. Por otro lado, la baja representatividad  del perfil, ya que un solo perro antiguo no necesariamente muestra cómo era toda la población de su época. También está el problema de qué marcadores se utilizarán y si estos realmente reflejan el fenotipo (aspecto).  Sin embargo, aún cuando este tipo de propuestas puede ser útil, lo más preocupante es que los estándares genéticos, al ser manejados por una o pocas personas pueden ser utilizados políticamente en beneficio de ciertas familias de xolos y en detrimento de otras. Existe la posibilidad de familias enteras de xoloitzcuintles con largos registros y correctamente manejados que puedan aún así, alejarse respecto al patrón genético. De algún modo, aunque los estudios son relevantes para el conocimiento científico, para la crianza pueden ser vistos como tratar de matar moscas con cañones.  No es necesaria tanta sofisticación y se corre el riesgo de iniciar una cacería de brujas sin sentido al distinguir a ciertos linajes como “originales” y a otros como “contaminados”. Conceptualmente sería como buscar la raza aria pura, cuando se sabe que toda la humanidad, al igual que el xolo moderno se ha enriquecido genéticamente por procesos diversos.

El xoloitzcuintle con pelo aún afronta un proceso antes de lograr su estabilización. Requiere de difusión ya que aún en el presente mucha gente ignora acerca de su existencia. Por otro lado, se requiere apoyo institucional para facilitar su registro, reproducción y presentación en público. Si bien la norma actual representa un avance importante y por lo tanto una oportunidad, aún es susceptible de mejoría, en especial en cuanto a la ampliación de la gama cromática permitida. Los propietarios debemos hacer una reflexión autocrítica para ubicar cada ejemplar que se posee en el complejo panorama. Si bien todos los perros, independientemente de su condición, merecen cuidado y son dignos, no necesariamente poseen la carga genética necesaria para apoyar la continuidad de tan querida raza. Hay que fomentar el registro y la crianza responsables y sobre todo tratar de lograr los mejores fenotipos posibles pero en concordancia a la verdadera naturaleza de tan apreciado animal. Solamente así, el xoloitzcuintle seguirá existiendo como herencia cultural y biológica de nuestro país.

LLANTO POR LA MUERTE DE UN PERRO.

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Por: Abigael Bohórquez*


Hoy me llegó la carta de mi madre
y me dice, entre otras cosas: —besos y palabras—
que alguien mató a mi perro.

“Ladrándole a la muerte,
como antes a la luna y al silencio,
el perro abandonó la casa de su cuerpo,
—me cuenta—,
y se fue tras de su alma
con su paso extraviado y generoso
el miércoles pasado.
No supimos la causa de su sangre,
llegó chorreando angustia,
tambaleándose,
arrastrándose casi con su aullido,
como si desde su paisaje desgarrado
hubiera querido despedirse de nosotros;
tristemente tendido quedó,
—blanco y quebrado—,
a los pies de la que antes fue tu cama de fierro.
Lo hemos llorado mucho…”

Y, ¿por qué no?
yo también lo he llorado;
la muerte de mi perro sin palabras
me duele más que la del perro que habla,
y engaña, y ríe, y asesina.
 
Mi perro siendo perro no mordía.
Mi perro no envidiaba ni mordía.
No engañaba ni mordía.
Como los que no siendo perros descuartizan,
destazan,
muerden
en las magistraturas,
en las fábricas,
en los ingenios,
en las fundiciones,
al obrero,
al empleado,
al mecanógrafo,
a la costurera,
hombre, mujer,
adolescente o vieja.

Mi perro era corriente,
humilde ciudadano del ladrido-carrera,
mi perro no tenía argolla en el pescuezo,
ni listón ni sonaja,
pero era bullanguero, enamorado y fiero.
A los siete años tuve escarlatina;
y por aquello del llanto y el capricho
de estar pidiendo dinero a cada rato,
me trajeron al perro de muy lejos
en una caja de zapatos. Era
minúsculo y sencillo como el trigo;
luego fue creciendo admirado y displicente
al par que mis tobillos y mi sexo;
supo de mi primera lágrima:
la novia que partía,
la novia de trenzas de racimo y de la voz de lirio;
supo de mi primer poema balbuceante
cuando murió la abuela;
mi perro fue en su tiempo de ladridos 
mi amigo más amigo. 

“Ladrándole a la muerte,
como antes a la luna y al silencio,
el perro abandonó la casa de su cuerpo,
—dice mi madre—,
y se fue tras de su alma —los perros tienen alma:
una mojadita como un trino—
con su paso extraviado y generoso
el miércoles pasado…”
Ay, en esta triste tristeza en que me hundo,
la muerte de mi perro sin palabras,
me duele más que la del perro
que habla,
y extorsiona,
y discrimina,
y burla;
mi perro era corriente,
pero dejaba un corazón por huella;
no tenía argolla ni sonaja,
pero sus ojos eran dos panderos;
no tenía listón en el pescuezo,
pero tenía un girasol por cola
y era la paz de sus orejas largas
dos lenguas
de diamantes.

Nota: Tomado de libro Fe de bautismo. 1960.
*Poeta nacido en Caborca, Sonora, en 1936 y muerto en Hermosillo en 1995.

UN EJÉRCITO DE XOLOS.

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Por: Raymundo Flores Melo


Creatividad, papel, cartoncillo, pegamento, un poco de pintura y convivencia con xoloitzcuintles, es lo que marca el trabajo realizado por Felipe Nava para crear un particular ejército canino que, de repente, nos hace creer que estamos en las riberas del Chiconahuapan listos para atravesarlo.

A los miembros del contingente los encontramos en varias posturas y tamaños, eso sí, sin dejar de lado el porte elegante que caracteriza a este perro mexicano.

Doblez tras doblez, el cuerpo toma forma. Puede estar parado, sentado, en posición de juego o echado, lamiéndose, ser cachorro o adulto, tener copete o no pero, sin duda, son una representación más del xoloitzcuintle.

Los motivos prehispánicos que los adornan realzan el lugar que tienen dentro de la cultura mexicana, otro tanto cuando una de las mitades de su cuerpo toma forma de esqueleto,  representando la dualidad vida-muerte, misma que nos recuerda el viaje de Quetzalcóatl al Mictlán y la manera como el perro se convierte es una especie de psicopompo o guía de almas, motivo por el cual ha sido reincorporado a las ofrendas de Día de Muertos.

Pero si de símbolos se trata, algunos tienen ilustrados  los días del calendario mexica, así como un juego de pelota que nos habla de otro viaje al mundo de los muertos, el realizado por los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, en la zona maya, quienes enfrentan a los señores del Xibalbá y salen victoriosos.

También los hay decorados con motivos florales y con caracoles marinos que evocan al dios gemelo de Quetzalcóatl - a Xólotl -, aquella deidad que huyó para no ser sacrificado escondiéndose en el agua, en el corral y en la cocina, originando al ajolote, al guajolote y al tejolote.

Es sorprendente como utilizando materiales sencillos y al alcance de la mano, se pueda crear un mundo de xolos y que estas pequeñas obras puedan evocar tantas concepciones y creencias de los antiguos mexicanos. En hora buena por esta iniciativa.

Octubre de 2014.

XOLOITZCUINTLE. EL PERRO PELÓN MEXICANO.

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Material audio-visual preparado por TV-UNAM y el Instituto de Investigaciones Antropológicas en el año de 1998. En él participan el Dr. Raúl Valadez Azúa y el MVZ. Hugo Paul Hernández.



PRIMERA PARTE

SEGUNDA PARTE

















LOS PERROS AZTECAS DEL MATRIMONIO RIVERA-KAHLO.

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Por: Raymundo Flores Melo.

Fotografías personales y pinturas subrayan el valor que los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo dieron a los perros mexicanos llamados xoloitzcuintles. A lo largo de su vida poseyeron varios ejemplares, hecho que sirvió para que este perro tuviera realce en el ámbito cultural mexicano, para después trascender y volverse un icono de lo nacional.

Buscando información que tratara del xolo en este periodo, encontramos un libro, escrito por la sobrina de la pareja, que aporta algunos datos sobre el tema.

Isolda Pinedo Kahlo en su libro Frida Íntima[1]proporciona una mirada diferente sobre la pintora. En él, deja ver a una mujer tierna, cariñosa, a la que le gustaba ayudar a los demás; a una buena mujer en el trato con la gente de su entorno pero, sobre todo, un ser sincero gozando de la vida.

Gracias al texto conocemos algunos detalles de la identidad y vida cotidiana de las personas que flanquean a la pintora en una de sus tantas fotografías. Imagen que llama la atención pues posa junto a gente con rasgos indígenas y mestizos. En dicha foto ella está sentada al centro con un xolo sobre sus piernas, a la derecha dos hombres, Chucho y Sixto, uno sentado y otro de pie; a la izquierda dos mujeres, Cruz y Georgina[2], en posición similar a los anteriores; todos ellos trabajadores de la Casa Azul.

Chucho fue un mozo que llegó cuando las hermanas Kahlo-Calderón eran jóvenes quedándose a su servicio hasta la muerte de Frida[3], en tanto que Cruz era la cocinera de la casa[4].

Para resaltar la calidez de la artista, la autora nos habla de los animales y su relación con Frida Kahlo:

"Otro detalle que... habla de su bondad y amor a la vida, son los animales que mantuvo en sus casas de Coyoacán y San Ángel. Por ahí pasó de todo: monos araña, un cervatillo, un águila, un mapache, dos loros y hasta perros aztecas". Preguntándose más adelante "si no serían esos animalitos, tan compañeros en sus cuadros, los que le ayudaron a mantener la suavidad en sus brazos de madre, tantas veces malograda"[5].

Entre los animales “tan compañeros en sus cuadros” menciona a dos de los perros "aztecas", a los xoloitzcuintles consentidos de Diego: el SeñorXólotl y la señoraXolotzin.[6]Precisamente de esta última es una de las fotografías que se muestran en dicho libro. En ella  aparecen los dos sobrinos de Frida Kahlo: Antonio e Isolda (hijos de Cristina) acompañados por la perra antes mencionada en uno de los corredores de la casa de Coyoacán.

En tanto, al Señor Xólotl se le puede observar, desde cachorro hasta adulto, en varias imágenes  acompañado por Frida Kahlo como por Diego Rivera, así como en una pintura y un dibujo de su diario. Existe también, en este último documento, varios bocetos dedicados a la “Señorita Capulina”.

Fauna con la que, al enfermar la artista y no pudiendo asistir a dar clases a la Esmeralda, convivieron sus alumnos[7] en los jardines de la Casa Azul, lugar donde se respiraba un agradable ambiente: "Todos los habitantes de aquella casa vivían inmersos en sincera cordialidad. Convivían en perfecta armonía los hijos de los sirvientes, pintores, un carpintero, químicos, artistas y hasta los miembros del Partido Comunista"[8]. Sin embargo, el desenlace estaba cerca.

Ya en 1954, su último año de vida, dice una nota del diario de la pintora, que había pasado "una tarde maravillosa" en compañía de Diego Rivera, Teresa Proenza[9], "La señorita Capulina, el señor Xólotl, la señora Kosti"[10] que eran sus perros. Comentario que trae a la memoria la proximidad de Frida Kahlo con los xolos y aquella foto, obra de Werner Bischof, en la que ella esta acostada en una cama, acompañada por un xoloitzcuintle que ocupa el espacio de la pierna amputada.

Los animales, en especial los canes por su cercanía con el ser humano,  tuvieron un lugar importante en la vida y obra de Frida Kahlo; fueron compañía en el acontecer de su existencia.

Febrero 2015


[1]PINEDO KAHLO, Isolda. Frida Íntima. Colombia, 2004, Dipon/ Gato Azul, 256 p.
[2]Ibíd., p. 33, en el pie de la foto de dicha página.
[3]Ibíd., p. 106 y 167
[4]Ibíd., p. 33
[5]Ibíd., p.39
[6]Ibíd., p. 117
[7] Eran llamados “Los fridos”.
[8] Ibíd. p. 156
[9]Teresa Proenza cuido a Frida Kahlo cuando ya estaba muy mal. Ibíd. p. 170
[10] Ibíd. p. 252, nota tomada del diario de la pintora.

XOLERÍAS.

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Les presento una postal y tres separadores dedicados al xoloitzcuinte diseñados por la espléndida dibujante Flor Guga. 

Los dos primeros primeros trabajos están orientados al fomento de lectura (Xolo leo y me divierto), en tanto, que los dos siguientes tratan de ser un homenaje a los pintores Frida Kahlo (Xolo de mi corazón)  y Diego Rivera (Soy Xolero militante), impulsores de la raza xoloitzcuintle en nuestro país.

Espero que sean de su agrado.


Raymundo Flores Melo.
Postal: Xolo leo y me divierto

 Seprarador: Xolo leo y me divierto.

Separador: Xolo de mi corazón.

Separador: Soy xolero militante.

PERRA VIDA.

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Por: José Emilio Pacheco


Despreciamos al perro por dejarse
domesticar y ser obediente.
Llenamos de rencor el sustantivo perro
para insultarnos. Y una muerte indigna
es morir como un perro.

Sin embargo los perros miran y oyen
lo que no vemos ni escuchamos.
A falta de lenguaje
(o eso creemos)
poseen un don que ciertamente nos falta.
Y sin duda piensan y saben.

En consecuencia,
resulta muy probable que nos desprecien
por nuestra necesidad de buscar amos
y por nuestro voto de obediencia al más fuerte.


PACHECO, José Emilio. Nuevo álbum de zoología. MÉXICO, Era, 2013, p. 117

LA DUALIDAD DEL XOLOITZCUINTLE PROMOCIONADA A NIVEL NACIONAL.

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Por: Raymundo Flores Melo.

Después de la asamblea de fundación del Club Mexicano del Xoloitzcuintle, el 9 de julio  de 2011, la situación del xolo con pelo cambió para mal en nuestro país. Antes de la modificación del estándar las camadas podían registrarse sin que los cachorros con pelo sufrieran restricciones para ser usados en la reproducción, o bien, se les exigiera por su pilosidad una prueba de ADN para poder inscribirse ante la Federación Canófila Mexicana (FCM). 

En la reunión del naciente club se habló de un supuesto descuido en la cruza de este perro mexicano y en la necesidad de eliminar algunos colores en el xoloitzcuintle con pelo pues, su presencia, reflejaba la mezcla  con otras razas, lo que al decir de los postulantes redituaría, a la larga,  en beneficio del xolo pues fijaría algunas características deseables en el animal. 

Lo negativo del asunto es que estas personas no tomaron en cuenta lo contenido en códices prehispánicos y crónicas de la época virreinal de nuestro país que ilustran y nombran los colores de los perros en esos periodos, así como tampoco el trabajo de campo que algunos investigadores han realizado.

En ese contexto llegó, lo que se planteó de manera grandilocuente como el primer congreso sobre el xoloitzcuintle, al que después, con la inclusión del chihuahueño, fue llamado primercongreso mundial de razas mexicanas[1], cuyos derroteros siguieron la tendencia restrictiva al xoloitzcuintle con pelo, e inclusive se importaron ponentes para avalar esa postura, relegando a criadores mexicanos conscientes de la importancia del xolo peludo en el pool genético.

Han pasado más de dos años y no hay nuevo estándar donde los perros pelones y peludos sean tratados como parte integral del xoloitzcuintle. Han transcurrido más de dos años en los que hemos visto disminuir en las redes sociales la presentación de xoloitzcuintles con pelo dentro de las nuevas camadas, a tal grado que cabría preguntarse si esto refleja una vuelta a la práctica de asesinar cachorros con pelo, ahora propiciada por el estándar vigente y la falta de apertura por parte de las autoridades canófilas en nuestro país. 

Pese a lo antedicho, a principio del mes de enero de 2014 salió a la luz un pequeño texto[2]en la revista National Geographic en Español, firmado por Erick Pineda, acompañado por una bonita fotografía de Héctor García Meza. En la foto aparecen dos xoloitzcuintles que representan la dualidad en la raza.

Los ejemplares que en ella aparecen son propiedad del conocido criador mexicano  Jorge Alvarado Granados ( http://www.xolostarango.com.mx/ ). Don Jorge, al ser entrevistado, permitió la toma de imágenes a sus xoloitzcuintles, en especial de Loreto y Mariachi, el primero  de ellos sin pelo y el segundo con pelo.

La foto que aparece en la revista es, sin duda, una imagen que invita a evocar uno de los mitos prehispánicos sobre la creación del hombre, donde Xólotl, el dios gemelo de Quetzalcóatl baja al inframundo para extraer los huesos de los gigantes. Pero también nos hace reflexionar sobre la necesidad de dar iguales derechos a las dos variedades y, sobre todo, evitar la exclusión de colores en el xolo con pelo.

Sin duda, los ejemplares presentados en la revista cumplen el estándar, son bellos. Lo paradójico del asunto es que el patrón presente en el xolo llamado Mariachi es uno de los colores que pretenden eliminar (negro y fuego), sin sustento, aquellas personas que quieren erigirse jueces de los demás criadores.

La foto pudo pasar desapercibida pero no ante la situación actual de discriminación hacia al xoloitzcuintle con pelo, pues gracias a ella una gran cantidad de personas sabrán de su existencia. Esperemos que la imagen despierte la curiosidad de más personas, que éstas indaguen y cuestionen sobre la suerte de los peludos pero sobre todo que crezca el gusto por tener xolos con pelo.

El que un medio de comunicación publique a nivel nacional una fotografía donde se presente la dualidad del xoloitzcuintle es un suceso que debe alentarnos a no cejar en el esfuerzo de dar mayor promoción al xoloitzcuintle con pelo y la variedad de sus colores. Y como dijeran los defensores de los peludos: ¡Todos los colores somos xolo!


Enero de 2014 .


[1]Este congreso se realizó en Mérida, Yucatán en junio de 2012.
[2] El texto puede consultarse en línea, donde se aprecia una foto más de Loreto y Mariachi: http://www.ngenespanol.com/articulos/678662/xoloitzcuintle-perro-prehispanico/

IN ITZCUINTLI / EL PERRO.

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Por: Raymundo Flores Melo.

Miguel León-Portilla, discípulo del padre Ángel María Garibay, publicó en el año 2006 un libro llamado Poesía Náhuatl. La de ellos y la mía,donde se copilan poemas extraídos de documentos del siglo XVI como los Cantares Mexicanos, los Romances de los señores de la Nueva Españay el Códice Matritense.

Cerrando el mencionado texto se encuentra una colección de dieciocho poemas, escritos originalmente en náhuatl, de la autoría del mismo León-Portilla, en los que se deja ver la influencia que ha ejercido la cultura náhuatl en el investigador. 

Entre este legado cultural no podía faltar la figura del perro y su relación con la muerte, relación todavía muy presente en varios de los pueblos originarios de la Ciudad de México como son San Pedro Tláhuac (en particular el poblado de Mixquic), San Bernardino Xochimilco y la Asunción Milpa Alta.

El investigador se pregunta si su perro estará con él cuando haya muerto, como lo está ahora en la vida terrena, es decir, si será su acompañante rumbo al Mictlán de los antiguos mexicanos.

Si bien en la época actual el perro tiene diferentes usos a los del pasado, no deja de sorprender que sigamos todavía el viejo consejo de los abuelos: tratar bien a los perritos. Es que en esas cosas de la muerte, nadie sabe y es mejor preparar camino. No vaya a ser la de malas.

Comparto con ustedes la transcripción del referido poema[1]:



In itzcuintli / El perro

In ihcuac zan ye nocel,
nican, notech ca notzcuin.

Cuando estoy solo,
junto a mí, aquí está mi perro.

Ompa, in can ye mihtoa,
Quenonamican,
¿azo notech,
ompa ye notzcuin?

Allá, donde dicen
que de algún modo se existe,
¿acaso junto a mí.
estará allá mi perro?[2]



[1]La primera versión del presente texto fue publicado el 29 de abril de 2010 en el foro Tepeuani Xoloitzcuintle.
[2] LEÓN-PORTILLA, Miguel. Poesía Náhuatl. La de ellos y la mía. México, Diana, 2006, pp. 132 y 133.

XOCOLATL.

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Por: Raymundo Flores Melo

De las obras dedicada al xoloitzcuintle existe una gran variedad, desde textos científicos hasta letras de canciones. Este año salió a la luz un libro infantil, editado por Artes de México y el Museo Dolores Olmedo, llamado Xocoltal. El xoloitzcuintle mexicano[1], de las argentinas  Agustina Tocalli-Beller (texto) e Inés Hüni (ilustraciones).

La historia versa sobre un pequeño xoloitzcuintle que se despide de su familia para ir a vivir al Museo Dolores Olmedoen la Ciudad de México . Xocolatl es un xolo orgulloso de su origen que se enfrenta a un medio hostil pero que hace todo lo posible por demostrar su estirpe. El resultado es el éxito en su objetivo: ser apreciado y reconocido por los mexicanos.

En Xocolatl vemos enlistadas las cualidades del xoloitzcuintle sin pelo: no alergias, no pulgas, entre otras, así como su relación con los pintores mexicanos Frida Kahlo y Diego Rivera, engalanando “la belleza del arte mexicano”[2].

De la historia hay varios puntos que comentar. Dirán que sólo es un libro para niños, sin embargo, por esto mismo, es importante señalar algunos datos:

1) Se habla de un programa de conservación para que el xoloitzcuintle resida en museos de sitio o zonas arqueológicas, suceso que no se ha producido en nuestro país. Donde así sucede es en el Perú desde el enero de 2001. En ese país,  por medio de una resolución del Instituto Nacional de Cultura, se dispone la ubicación de un perro pelón peruano en dichos lugares.

2) Se menciona al xoloitzcuintle como patrimonio nacional, cosa que legalmente, para nuestro pesar, tampoco ha ocurrido en México. En el Perú por medio de la ley 27537, del 22 de octubre de 2001, se le reconoce al perro pelón peruano la calidad de patrimonio nacional.

3) Se deja de lado, de manera tajante, la dualidad de la raza al decir: “Xocolatl creció fuerte, alegre, sano y calvo. Sí, tan calvo como sus padres, hermanos y como se esperaba[3]. Por tanto, el xoloitzcuintle con pelo no existe.

4) Menciona sólo una de las tres tallas de la raza: la mediana.

Las ilustraciones son atractivas, en ellas destacan los estereotipos en torno a lo mexicano, como son: las plantas de agave, los nopales y los cactus, además del tradicional papel picado y trozos del sarape de Saltillo. Igualmente, encontramos representada parte de la flora sudamericana.

No dejaremos de señalar la mención, dentro del texto, de una persona que ha sido importante en el bienestar de los xoloitzcuintles del Museo Dolores Olmedo: Felipe Nava, el atento cuidador de estos canes, quién además es el creador de un xolo de papel que adorna el colofón del libro.

Julio de 2015.


[1]TOCALLI-BELLER, Agustina e Inés Hüni. Xocolatl. El xoloitzcuintle mexicano. México, Artes de México-Museo Dolores Olmedo, 2015, 32 pp.
[2] Ibíd. pág. 24
[3] Ibíd. pág. 5

UNA XOLERA DIBUJANTE.

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Por: Raymundo Flores Melo 

La presencia de una animación en internet, donde dos perras xoloitzcuintles aparecen corriendo para después ponerse ropa  y una máscara humana, fue el suceso que hizo posible conocer a una artista plástica, egresada de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, llamada Flori Guga.

El estilo desenfadado y un poco irreverente de esta xolera dibujante, es lo que llamó la atención, he hizo intentar contactarla para pedirle la realización de un trabajo cuyo tema fuera el xoloitzcuintle. Es justo aclarar que ella posee dos ejemplares de esta raza, por tanto, los conoce y aprecia.

El primer dibujo solicitado fue un cabezal para el blog itzcuintli donde se manifiesta la dualidad, es decir, aparecen tanto un xolo sin pelo (gris) como uno con pelo (blanco), dentro de un fondo verde, decorado con una cinta que lleva el nombre del portal.

El segundo trabajo fue una imagen para ilustrar la frase Xolo leo y me divierto. De esta petición surgieron dos propuestas que, más tarde, dieron lugar a una postal y un separador de libros, cuyo objetivo es el fomento a la lectura.

De manera posterior, siguiendo el gusto de los xoleros por Frida Kahlo y Diego Rivera, se  encargaron dos dibujos de estos pintores con un xoloitzcuintle para acompañar las frases Xolo de mi corazóny Soy xolero militante, que junto con los dos anteriores trabajos fueron obsequiados en el 1er Simposium de la raza xoloitzcuintle, celebrado en las FES Cuautitlán de la UNAM el 27 de marzo de 2015[1].

A ellos, le siguieron dos ilustraciones que, sin querer y en principio , también fueron dedicadas al xolo. A continuación se da una breve explicación del hecho.

En milpa Alta, D. F., vivióuna mujer llamada Julia Jiménez González, mejor conocida como Luz Jiménez[2], quien fue modelo de varios pintores y fotógrafos mexicanos y extranjeros de la postrevolución, y justo a ella estaban dedicados los dos dibujos, sin embargo, el destino haría convivir a esta India milpaltense con xoloitzcuintles.



De esta manera tenemos a doña Luz Jiménez sentada de rodillas, sosteniendo en su regazo a un xoloitzcuintle bermejo y usando el atuendo tradicional de la zona sur del Distrito Federal, es decir, chincuete, blusa de manta decorada, faja y cintas tejidas en telar de cintura. En la otra, esta erguida y vestida de manera similar, sosteniendo a dos xolos sobre una batea y uno más a su lado.

Les comparto parte del proceso creativo de una de esas imágenes, la que sirviópara ilustrar el separador Xolo leo y me divierto. Esperamos seguir contando con el trabajo de esta talentosa dibujante.











[2]En la siguiente liga podrás encontrar información sobre esta mujer milpaltense: http://teuhtli.blogspot.mx/2012/04/una-india-milpaltense.html

OSO, UN XOLOITZCUINTE CON PELO.

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Por: Raymundo Flores Melo

Tenemos poca información sobre el xoloitzcuintle con pelo durante la mayor parte del siglo XX, la existente gira en torno al sacrificio de cachorros recién nacidos como práctica generalizada. Sin embargo hay una noticia que habla de su salvaguarda y de lo que, de manera probable, fue el primer criadero de xoloitzcuintles en México.

La historia nos la cuenta, en sus memorias, Eduardo de Río García, mejor conocido como Rius, uno de los moneros políticos más conocidos y reconocidos de México. En ella se entrelazan  varios personajes de la cultura nacional.

Emma Hurtado llega a la vida de la pareja Rivera-Kahlo allá por el año de 1947 y se dedica a promover la obra pictórica del muralista. A Frida no le es simpática por la gran confianza que Diego le deposita, al grado que llega a referirse a ella como la hurtadora[1].  Mote que quizá presagiaba lo que iba a ocurrir después de la muerte de la pintora: la señora Emma, de ser una especie de asistente personal, se convierte en la esposa del muralista en 1955.

Eduardo del Río se casó - en el año 1966[2] - en primeras nupcias, con Rosita Dobleú, quien era ahijada de Emma Hurtado[3], gracias a esta cercanía familiar, el dibujante tuvo la oportunidad de poseer uno de los xolo del pintor.

en ese lejano entonces teníamos un perro degenerado de ixcuintli que nos había obsequiado doña Emma Hurtado (la última esposa de Diego Rivera), producto de la cruza que de vez en vez hacían en el criadero de perritos xoloixcuintlis que había fundado Diego para perpetuar la raza de aquellos preciosos perros aztecas. El Oso , pues, era un xolo con pelos, muy listo y muy querendón…[4]

De lo anterior se desprende, en primer lugar, la existencia de un criadero auspiciado por Diego Rivera y continuado por la señora Hurtado, así como la preocupación o necesidad de encontrar hogar para los cachorros nacidos con pelo que, como lo menciona Rius, eran considerados degenerados en su raza según las ideas de la época.

Recordemos que en 1960 sale a la luz la obra del coronel británico Norman Pelham Wright, El enigma del xoloitzcuintle, cuyo contenido – ya superado en la actualidad - empiezan a permear en el ámbito canófilo. En sus postulados sostiene que las camadas mixtas son resultado de siglos de cruzas entre perros pelones y perros callejeros, que la presencia de peludos son “saltos hacia atrás” en la calidad de la raza, y que una buena crianza daría como resultado camadas sin ejemplares con pelo. Por lo tanto, según el pensar del coronel Wright, cuando se haya purificado la raza ya no habrá camadas mixtas[5], afirmación equivocada y falta de sustento.

Desgraciadamente, pese a  los avances científicos en materia genética que desmienten esas ideas, todavía hay gente que sigue sosteniendo las aseveraciones equivocas del coronel  y sus prácticas sacrificiales, desdeñando la utilidad reproductiva de los ejemplares peludos y, claro está, también dejando de lado lo listo y querendones que son estos xoloitzcuintles.


04 de Octubre de 2015, día de San Francisco de Asís.


[1]SÁNCHEZ SORONDO, Gabriel. Diego Rivera y Frida Kahlo. El amor entre el elefante y la paloma. México, L.D.Books, 2015, p. 139
[2] RIUS. Mis confusiones. Memorias desmemoriadas. México, Grijalbo, 2014, p.189
[3] Ibíd p. 52
[4] Ibíd. pp. 289-290
[5]VALADEZ AZÚA, Raúl y Gabriel Mestre Arrioja. Historia del xoloitzcuintle en México. México, UNAM-IIA-MDOP-Cámara de Diputados, 1999, p. 38

¿EN SERIO, LEÍSTE SOBRE XOLOITZCUITLES?

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Por: Raymundo Flores Melo

El 15 de marzo del presente año, en el Portal Aristegui Noticias, en la sección llamada NIÑOnautas, la conductora Kirén Miret hablo sobre el perro xoloitzcuintle.

Dijo que esos perrillos eran muy feos, que tenían un copetillo ridículo, muchas verrugas en el cuerpo, que eran de color gris oscuro y, de manera despectiva, les llamó “perruchos”. Hizo una apología del pasado prehispánico del animal resaltando su relación exclusiva con el inframundo y su función como alimento “exquisito” para los antiguos mexicanos.

Los comentarios iniciales del video están fuera de toda objetividad, sin embargo, lo peor es que la parte que pretende ser histórica no tienen sustento y mucho menos la que toca al color del xolo.

Las fuentes documentales que relacionan al perro con el mundo de los muertos no hablan solo del xoloitzcuintle, tratan de los perros mesoamericanos en general. En cuanto a ser usado como alimento de la población prehispánica, los vestigios que indican tal práctica no son numerosos.  

En lo tocante al color, tal parece que ni por curiosidad leyó la norma racial de la Federación Canófila Mexicana ni mucho menos vio fotografías de xolos por la internet para darse cuenta de los colores y tonalidades existente en los xoloitzcuintles sin pelo.

Después de una oleada de criticas a su trabajo periodístico, decidió el 17 del mismo mes, a manera de “disculpa” – ella lo llama aclaración -, a hacer un nuevo trabajo llamado El xoloitzcuintle parte 2, donde dice haber recibido algunos comentarios por tratar con desprecio  a este perro mexicano, refiriendo, una y otra vez , que no le parecía bonito y volviendo a recetar a su honorable audiencia el contenido de su anterior participación.

Agregando que los xolos eran importantes por su valor histórico. Además puso en claro que eran animales de compañía,  alimento ritual y que eran sacrificados para acompañar a sus dueños al Mictlán. También señaló que son una especie endémica, cotizada y valorada;  que eran perros caros e inteligentes, grandes vigilantes y compañeros.

Para cerrar con broche de oro dijo, que cree en la diversidad y que su programa es un espacio que ofrecen datos de divulgación científica e historia. Si en realidad esto es así, me pregunto el por qué no habló de los xolos peludos y de la gama de colores que tienen; y el motivo que tuvo para volver a hablar de la supuesta liga excepcional entre los xolos y el reino de los muertos.

El programa NIÑOnautas está dirigido a la población infantil, en ello radica lo malo del asunto. ¿A caso los niños pueden recibir información incompleta o que falte a la verdad? En la red hay trabajos serios sobre el xolo que pudieron ser consultados, como el del doctor Raúl Valadez y el señor Gabriel Mestre, titulado Xoloitzcuintle del enigma al siglo XXI, o bien la obra de Marco Antonio Hernández Escampa-Abarca, que se llama Sobre Etnozoología Urbana: los Colores del Xoloitzcuintle.

Terminamos la nota diciendo:  las periodistas que no leen, no nos gustan ni tantito.


Marzo de 2017.

¿EL XOLOITZCUINTLE, PATRIMONIO CULTURAL DE LA CIUDAD DE MÉXICO?

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Por: Raymundo Flores Melo.

Llegábamos a la Plaza de la Constitución. Un porcentaje importante de su superficie estaba ocupada con templete, sillas y varios locales para exhibición, promoción y venta de productos, además de otras actividades relacionadas con los perros.

Uno de los objetivos de la instalación de la Primera Exposición Canina en el Zócalo era la de entregar, por parte de la Federación Canófila Mexicana, al Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, la petición para nombrar al perro xoloitzcuintle como patrimonio cultural e ícono de la  Ciudad de México.

Dábamos los primeros pasos por la expo, cuando por el sistema de sonido, el señor Mancera, después de recibír la propuesta, hablaba sobre este can “originario” de la ciudad. Entre la cantidad de años que dijo que tenía la raza y su desconocimiento sobre el xolo, quedamos incrédulos: “es un perro originario de esta ciudad, es originario de la Ciudad de México”, sentenció.

¿Acaso, no tiene asesores que le impidan decir barbaridades? En fin. La declaratoria fue hecha. Luego comenzó la exhibición de xoloitzcuintles en la que participaron una cantidad regular de xolos sin pelo y pocos peludos.

Lo sobresaliente del evento, del 12 de agosto de 2016, fue la mesa de cartonería dedicada al xoloitzcuintle y su relación con el  inframundo prehispánico, en la que se pudieron apreciar una representación del dios Xólotl y de varios perros pelones, así como la exposición de alebrijes de todos tamaños y colores que estaban junto.

¿El acto aportó algo importante a la raza? ¿Cuáles fueron los saldos de la acción mediática? Quizá, si fuera lo fundamental, la promoción ocuparía un importante lugar, sin embargo, el que el jefe de gobierno haya cometido el desliz de anunciar al xolo como originario de la ciudad, y el que esa información se repitiera en varios medios arroja un resultado adverso.

Es posible, si lo queremos ver de forma positiva, que el señor Mancera estuviera hablando de aquella pensión de perros en Coyoacán[1], rentada por el coronel británico Norman P. Wright, para poder albergar a los recién llegados xoloitzcuintles de varios lugares de Guerrero (Arcelia, Poliutla, Teloloapan e Iguala); es decir, que se estuviese refiriendo a los  dieciséis perros colectados en 1955 que formaron parte del acervo o pool genético que dio origen al xolo actual[2]. Sólo así se entendería el exabrupto.

A partir de esa fecha, en las redes sociales, podemos ver cápsulas y videos que “nos informan” sobre el xoloitzcuintle “originario” de la gran Ciudad de México, que al igual que la aportación de un importante portal de noticias, dejan mucho que desear por su falta de investigación y documentación, pues ni de pasada mencionan la región que fue cuna del xolo: La cuenca del río Balsas.

Sin lugar a duda, el perro xoloitzcuintle es parte del patrimonio biocultural de México y es necesaria su adecuada preservación legal, misma que debe ir más allá de los intereses de la FCM y de algunos más que intentan hacerlo franquicia para su usufructo. Esperemos que pronto el xoloitzcuintle sea reconocido como patrimonio de todos los mexicanos.

Marzo de 2017.


[2]VALADEZ AZÚA, Raúl y Gabriel Mestre Arrioja. Historia del xoloitzcuintle en México. México, UNAM-IIA-MDOP-Cámara de Diputados, 1999, pp. 29-31

ANTES DE TENER UN XOLO.

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Está próximo el estreno de la película "Coco", producida por Disney-Pixar. Los xoleros están preocupados por los efectos de la misma en cuanto al incremento en la demanda de cachorros xoloitzcuintle, por eso las siguientes recomendaciones que hace Andri Gallardo Huitziyolotl desde su muro de facebook.





NI UN PELO DE TONTO.

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Por: Raymundo Flores Melo.

La palabra escuincle que muchos emplean como sinónimo de niño, proviene del vocablo náhuatl itzcuintli, el cual cuenta con varias acepciones, una de ellas, la más usada, es perro. Jugando con estas dos palabras inicia el cuento infantil, publicado en 2016 por la Fundación Cultural Armella Spitalier (FCAS) , llamado Ni un pelo de tonto.

Las autoras son Catalina Kühne (escritora) y Paulina Suárez (ilustradora). La historia trata sobre las aventuras de un perro xoloitzcuintle y su pequeño amo. Los tópicos tocados en la obra son la fealdad de los xolos sin pelo, su uso terapéutico y gastronómicos, así como su avezada inteligencia.

Axa es el nombre del niño, un chiquillo bastante tragón, peculiaridad que hace que tenga continuos malestares. En tanto que el perro, a manera de queja, reproduce lo que varios poseedores de xolos han escuchado en boca de muchas personas:  de que es “feísimo, panzón, pelón y sin chiste”  pero remata subrayando su ingenio.

El perrito, que es el narrador de la historia, después de enfrentarse a los problemas estomacales de su amo, encuentra la manera de aliviarle: se sienta por un rato sobre la panza del niño y le da, con sus patitas, una especie de masaje, hecho lo cual la dolencia desaparece.

Aquí, la escritora del cuento aprovecha una de las cualidades presentes en el imaginario popular de nuestro país, la que dice que estos perros son curativos, pues el calor de su cuerpo es empleado para mitigar algunos males asociados con reumatismo, cólico y dolor de estómago.

La historia no estaría completa sin la aparición de un antagonista. La mala del cuento es una anciana llamada Citlalli, dueña de un puesto del mercado donde se intercambian animales. Ella quiere capturar al “itzcuintle” para cocinarlo. Aprovechando un descuido de Axa atrapa al animal y lo encierra junto con otros cuatro canes de su raza.

En esta parte del texto es donde encontramos otro de los usos que se les daba a los perros, es decir, su empleo como alimento en la época prehispánica.

Ante la desaparición del perro, el niño sospecha de la vieja, la enfrenta y le propone un trato; si de los cinco xolos - casi idénticos - que tiene encerrados puede saber cual es el suyo, ella tendría que liberar a todos.

Creyendo que puede salir victoriosa, doña Citlalli acepta. Axa empieza a comer de manera exagerada todo tipo de alimento, hasta que llegan las molestias, entonces se pone panza arriba y uno de los xolos empieza el tratamiento contra el dolor, y de esta manera el niño comprueba cual de ellos es su perro y puede quedarse con los otros cuatro.

Al final la astucia del niño y la sapiencia del xolo son las que triunfan, pues estos animalitos, pese a su aparente fealdad, como lo dice el cuento, no tienen ni un pelo de tontos.

Diciembre de 2017.

LOS XOLOS EN LA OBRA DE AÍDA EMART.

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Por: Raymundo Flores Melo.

Cuando se entra al mundo del xoloitzcuintle[1], a la par que se aprende sobre su cuidado, surgen nuevos intereses en torno a la raza. En este caso, fueron las diferentes representaciones que se han hecho de este perro mesoamericano a lo largo de la historia de México.

Dentro de los artistas plásticos encontrados[2], la obra de Aída Emart llama la atención. Si bien, en un primer momento, no se encontraron muchas piezas donde apareciera el xoloitzcuintle[3], nos pudimos dar cuenta de la cercanía que tiene con estos canes por la manera desenfada y entrañable de pintarlos.

Tiempo después y gracias a las redes sociales, su obra volvió hacerse presente. Las pinturas, dibujos y bocetos dedicados a los xolos se habían incrementado. Los xoloitzcuintles convivían con niñas de largas cabelleras adornadas con listones rojos, con niños de mirar inocente, así como con Friditas, e inclusive los encontramos haciendo mancuerna con  la singular Catrina.

También estaban los xolos convertidos en una especie de alebrijes de color azul, acompañando a las mujeres de mirar enigmático que forman parte del estilo de la artista.

En una entrevista[4], la pintora aclara que ella empezó a pintar xolo-alebrijes a la muerte de Princesa Azteca, xoloitzcuintle con la que había vivido varios años. Aclarando más adelante que el  color azul se debe al último suéter que tuvo su mascota, mismo con el que está representada en un cuadro.

En la pintura mencionada, aparecen “un niño y una niña mexicanos, ambos en la cocina abrazando un xolo, en tanto que este, con la mirada parece decir: ¡sí me aman![5].

Entre soles, casas, sillas; cestos, mazorcas, alcatraces; sandias, gallos, colibríes; mariposas, toros, caballos; palomas y gatos; los xolos forman parte sobresaliente del universo  creado por Aída Emart para el deleite visual.

Una de las pinturas, la titulada Muchas noches han pasado, donde una mujer sostiene en su regazo a un xoloitzcuintle, es una obra llena de simbolismo, como el de la luna, relacionada con la mujer y la fertilidad. Alusión reafirmada por el pelo largo que la dama sostiene y acomoda con una mano. También está presente la muerte (cráneos), y el perro – en este caso un xoloitzcuintle -  que según la tradición nahua encamina a los fallecidos al Mictlán, acentuando con ello, en este trabajo, la idea de la continuidad vida-muerte.

Otra pintura que entraña la misma carga simbólica es Al rescate de la Luna, donde están representados la muerte, el perro y una luna que parece ser depositada dentro de una vasija. La luna-mujer-fertilidad es rescatada por el can de las manos de la muerte, guardando cierto paralelismo al mito precortesiano donde Quetzalcóatl-Xólotl rescata del inframundo los huesos de los gigantes para crear al ser  humano.

Las influencias en la obras de Aída Emart son variadas, sin embargo, la de la escuela mexicana de pintura se deja entrever, haciendo de sus trabajos un recordatorio del México rural con reminiscencias prehispánicas;  sin olvidar la parte urbana, sin dejar de lado la gran ciudad de México donde reside.

La pintura Xoloitzcuintle con su escuinclees un ejemplo de esa sobriedad bucólica que, sin embargo, encierra en su colorido la alegría de estar vivo – de estar enamorado de la vida -, así como lo expresan muchos de los pueblos originarios de las república mexicana durante sus fiestas populares.

Una mezcla de tranquilidad, amor y a veces un poco de sensualidad, en diferentes porciones,  es lo que tenemos en la obra de Aída Emart; trabajos que vale la pena conocer para complacerse en un remanso de paz y felicidad.


Enero de 2018.


[1] En el 2009.
[2] La búsqueda empieza en 2010.  El texto resultante fue Las representaciones del xoloitzcuintle publicado en el blog Itzcuintli: Perro Mesoamaricano en el año 2013, mismo que puede leerse en la siguiente dirección:
[3] Se encontró una pintura del año 2006.
[4] Véase Cervantes Conde, Rosaura. “Dibujar por la mañana mantiene a la pintora Sana: Aída Emart” en el  número 202 de la Revista Personae es excelencia del mes de septiembre de 2016.
[5]Ibíd., p. 30